Concurso Nav: SU PRIMERA NAVIDAD

Autor: AnnaBellaEdward
Género: Humor
Fecha Creación: 16/12/2011
Fecha Actualización: 16/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 1
Comentarios: 1
Visitas: 6205
Capítulos: 1

 

Nunca me hubiera imaginado que todo esto hubiera podido ocurrir, que yo estuviera con Edward y Renesmee, mis dos tesoros, que estaría toda una eternidad con ellos,  no me podía imaginar una navidad perfecta, sin ninguna sorpresa, como las que teniamos la mayoría de los días. Una navidad llena de ilusiones con mi familia, mi nueva familia con mi pequeña Renesmee y mi encantador marido Edward.

Jamás hubiera pensado que en estas fechas, estaría aquí, sobretodo después de hablar con los Vulturi sobre Renesmee, pensaba que nos matarían a todos y que Jacob hubiera escapado con Renesmee montada en su espalda.

Todo había salido perfecto, demasiado bien gracias a Alice y Jasper, gracias a Nahuel, y ha su pasado.

Por todo lo que me ha pasado hasta ahora y todo lo que me seguirá pasando el resto de la eternidad con mis seres queridos, la familia Cullen, Jacob mi mejor amigo, y por supuesto mi hermoso marido Edward y nuestro tesoro Renesmee.

 

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Capítulo 1: Concurso Nav: NAVIDADES DE LA ETERNIDAD

 

Éramos jueves, el último día de instituto, ya éramos invierno y las vacaciones de navidad estaban a la vuelta de la esquina. Estas vacaciones las pasaría junto a mi familia, mi nueva familia vampira, y en ella me incluyo, también incluyo a mi pequeña pateadora, Renesmee.

Ya habían empezado las vacaciones unas horas antes, nosotros para celebrarlo nos fuimos de caza unas horas después, nos dimos una buena caza, comiéndonos unos deliciosos pumas. Por la madrugada, vimos que Renesmee tenía sueño, así que la llevamos a nuestra cabaña, donde ahí estaba su habitación, decorada con colores de un tono rosita pastel, y un montón de peluches de perros, cuyo nombre de todos era Jacob o Jake. Mi pequeña tenía un ropero lleno de ropa de diferentes tamaños, por su veloz crecimiento. La arropamos en su camita, echa por Edward y la ayuda de Alice en ponerle un toque de color. Era una camita preciosa, con una colcha que quedaba coordinada con el resto de su habitación.

Renesmee al final se durmió después de darle uno de sus peluches de Jacob y que Edward le tocara su nana, una canción preciosa.

Después de un par de horas después, Edward y yo empezamos a hablar de que hubiera pasado si los Vulturi no hubieran hecho caso a Nahuel y nos hubieran acabado matando a la mayoría de nosotros, hasta que quedaran las pocas personas que hubieran podido escapar. Qué pasaría si Edward me perdía o si yo lo perdía a él, ahí es cuando me di cuenta de que lo quería más de lo que pensaba y que jamás podría vivir sin él.

Después de hablar de este tema y que pasaron unos minutos, el me miro a los ojos y me dijo en un susurro:

-         Nunca hubiera permitido que te mataran, porque sin ti mi vida ya no tendría sentido, no me puedo ni imaginar una eternidad sin ti Señora Cullen.

-         Yo tampoco hubiera permitido que te hicieran daño a ti – Le contesté después de cogerle su mano.

Él se acercó intentando ir lo más despacio que podía, nuestros labios se rozaron por unos momentos, luego el aparto sus labios a unos cuantos centímetros de los míos y me dijo:

-         Te quiero.

Yo sin contestarle, acerque mis labios a los suyos y lo bese con una gran dulzura. El me devolvió el beso llevándome hacia el pasillo. En ese momento nos dimos cuenta por la luz que ya había amanecido. Detuvimos el beso y nos dirigimos hacia la habitación de Renesmee, ya estaba despierta y estaba jugando con su perrito de peluche, Jacob. Edward la cogió en brazos para darle un abrazo y un beso en la mejilla. Yo me dirigí hacia el ropero de Renesmee, le cogí una camiseta, donde salía una mariposa con unos adornos de purpurina y unos colores de tonos suaves de rosa, luego abrí otro cajón y recogí unos tejanos oscuros, me dirigí hacia Edward y le entregué la ropa que había escogido, me parecía un buen conjunto, aunque Alice hubiera escogido algo mejor. Edward vistió a Renesmee con la ropa que yo había elegido. Se acercó a mí y me dejo en los brazos cuidadosamente a Rensemee. Ella me toco la mejilla y me dijo:

-         Buenos días mami.

Yo me acerque a ella, le cogí su mano con mucho cuidado y luego le acerque mi cabeza a la suya para poder besar su frente. Edward volvió antes de que yo acabara de darle un beso a Renesmee, así que se nos quedó mirando y luego se acercó muy despacio para abrazarnos a las dos. En su mano llevaba una chaqueta para Rensemee que había recogido de la sala de estar, era de un color amarillento, un color crema que a Rensemee le favorecía mucho, con su color de cabello.

Cogí el peine de Rensemee y le peine sus largos rizos de color rojizo.

Cuando acabamos de asear a nuestra pequeña, la cogí en brazos y nos dirigimos hacia la entrada principal para dirigirnos a la casa donde permanecían Carlisle, Esme, Emmet, Rosalie, Jasper y Alice.

Salimos de nuestra cabaña y en unos cuantos segundos ya habíamos llegado a las escaleras que había para poder entrar en la casa. Carlise nos oyó llegar y enseguida se dirigió rápidamente hacia la puerta para dejarnos pasar. Cuando entramos vimos a Alice con un montón de unas enormes cajas marrones. Edward le leyó la mente como hacía de costumbre y se echó a reír entre dientes y luego soltó una gran carcajada. Todo el mundo sabía que sucedía menos yo y por supuesto Renesmee, cuando Rosaile nos oyó llegar bajo enseguida del piso de arriba, con Emmet a unos escasos milímetros detrás de ella. Cuando llego donde Renesmee y yo nos encontrábamos, me la arrebato de las manos y se la llevo hacia la cocina tirándole piropos, para darle el desayuno. Cuando quise agarrarle la mano a Edward me di cuenta de que ya no estaba a mi lado sino que se estaba riendo con Alice junto a las misteriosas cajas.                          De repente Edward con un tono de voz muy alegre dijo:

-         Creo que has tenido una buena idea Alice.

-         Ya veras que estas fiestas serán inolvidables para Renesmee. – Le dijo ella riendo entre dientes.

No sé qué sucedía así que me dirigí hacia ellos en busca de una respuesta, le pregunte a Alice:

-         Alice que son todos estas cajas?

Ella miró a Edward y le dedico una sonrisa graciosa. Él se situó rápidamente a mi lado y deslizó su mano por mí alrededor, recogiéndome hacia él.

-         Edward cariño que pasa, ¿qué es todo esto? – Le pregunte un poco desesperada.

El miro a Alice, entonces ella se acercó hacia mí y me dijo:

-         Nosotros, nunca celebramos la navidad, pero este año es especial, esta Renesmee y creo que sería una buena idea que con ella celebráramos la navidad, como una familia corriente, comprándonos regalos y todo eso.

-         Vale, estupendo, es una muy buena idea Alice – Le respondí retirándome un mechón de pelo que tenía en mi cara, perplejidad, después de lo que me había dicho Alice.

Me parecía una muy buena idea, pasar estas vacaciones toda la familia reunida.

En ese instante Jasper, retiro la cinta aislante de una caja sin ningún tipo de esfuerzo alguno. Renesmee escucho el ruido que hizo y rápidamente vino a ver que estaba sucediendo, se acercó rápidamente a la caja y cogió con mucho cuidado una estrella dorada, grande y hermosa. La tenia sujeta en las manos, se dirigió hacia mí y me la entrego, a continuación se dirigió otra vez hacia la caja, cogiendo un par de bolas para colgarlas en el árbol, estas bolas al igual que la estrella se las dio a alguien que en este caso era su padre, Edward.

La puerta se abrió de golpe, era Jacob, venia enfadado con la manada, otra discusión entre licántropos, ese sentimiento de rabia le desaparecía al ver a Renesmee, una niña de hermosos ojos marrones y un pelo largo, rizado y de un tono rojizo. Una niña en que todo el mundo se quedaba mirándola sin poder parar de apartar la vista de ella.

Cuando Rensemee vio a Jacob, se lanzó a sus brazos, enseñándole todo las cosas bonitas que había visto en las cajas.

Un humano, para sacar todo lo que había en las cajas tardaría al menos unas cuantas horas o lo haría en días, en cambió Edward y yo lo hicimos en tan solo una hora, gracias a la gran velocidad que tenemos todos los vampiros. Sacamos todo de la caja, Renesmee no paraba de mirar todos los adornos con Jacob que jugaban con pequeños Papa Noeles de peluche que colgaban en el árbol.

Emmet que se encontraba en el sofá viendo un partido de futbol con Carlise y Jasper, se deslizo con un breve movimiento hacia nosotros y susurro:

-         Necesitáis un árbol familia?

-         Si, gracias – le respondió Edward con una amplia sonrisa perfecta.

Edward le había leído la mente, Emmet no paraba de pensar en batallas y en sus grandes músculos.

Emmet fue hacia la puerta, la abrió y dijo:

-         Como queréis el árbol, pequeño o grande, muy grande?

-         Queremos uno grande, pero que sea un color verde intenso por favor -  Le repuso Alice en un tono de amabilidad y diversión.

-         Así será jefa – Añadió Emmet con diversión

Entonces salió corriendo hacia el bosque. Había pasado unos cuantos minutos, lo más seguro es que Emmet ahora estuviera buscando un árbol parecido al que le había dicho Alice.

Eran las doce del medio día, hacía más de media hora que Emmet había salido a buscar un árbol para la familia, pocos segundos después oímos un gran ruido, como un trueno, nosotros sabíamos que ya teníamos árbol, había sido Emmet, había encontrado el árbol perfecto después de rebuscar entre el bosque más de media hora.

En casa decoramos la entrada principal con luces de muchos colores que a Rensemee le encantaban y que se quedaría mirando hora tras hora, también añadimos flores de navidad, una flor muy hermosa de rojo intenso. No tardamos más de una hora en decorar el árbol perfecto que Emmet  había traído. La bolas eran de diferentes tamaños y distintas tonalidades de rojos, unas eran más oscuras que otras, unas brillaban , las otras no.. El árbol quedo perfecto.

Fueron pasando los días, a mí aunque por la noche no dormía, los días me pasaban rápidamente, como si solo pasaran un par de horas. Nos pasábamos el día con Renesmee, contándole cuentos de navidad, el papa Noel y muchas otras historias sobre los espíritus de la Navidad. Alice y Rosalie no paraban de hacerle fotos con un montón de vestiditos hermosos y peinados con diferentes horquillas y lazos. En cambio las noches eran mucho más diferentes, las pasaba con Edward, besándonos casi toda la noche hasta el amanecer, era un tesoro tenerlo allí, entre mis brazos, sabiendo que estaríamos toda la eternidad juntos uno con el otro y a la inversa.

El día de Nochebuena fue muy diferente, nos pasamos el día tocando villancicos y cantando sin parar. Todos al lado de Renesmee enseñándola a cantar, con su voz dulce y encantadora. Al final llego la noche, una noche muy bonita llena de estrellas en el cielo, una luna llena grande , preciosa y unas bolitas de nieve que caían del cielo. Tenía la sensación de que esa noche sería una noche mágica.

Rensemee se estaba quedando dormida así que  Edward y yo decidimos irnos a nuestra cabaña para acostar a Renesmee y tener un poco de intimidad. Pocos segundos después de salir de casa, Edward llevaba a Renesmee cuidadosamente entre sus brazos, llegamos a nuestra cabaña y como cada día acostamos a Rensemme en su camita, la arropamos, hoy no hizo falta que Edward le tocara su nana, así que Edward y yo nos dirigimos a la sala de estar, donde había un comodísimo sofá, estuvimos hablando durante horas de estos días atrás, en un momento los dos paramos de hablar y yo le pregunte:

-         Te acuerdas cuando descubrí que eras un vampiros y fuimos a la montaña?

-         Me acuerdo de ese día como si fuera ayer cariño- me dijo acercándose poco a poca hacia mí.

-         Cuando me dijiste “ I así el león se enamoró de la oveja” – Le susurre

-         Sí, sí que me acuerdo, que pasa?  – Susurro el también cogiéndome la mano

-         Ahora tendríamos que cambiar esta frase ¿no crees? – le dije con un tono misterioso

-         ¿Por qué? -  quiso saber el

-         Porque ahora no soy una oveja, soy como tú , ahora seré una leona- Exclamé

-         Tienes razón Bella – Dijo riendo entre dientes

-        Ahora la frase será “I así es como el león se enamoró de la leona”, queda un poco ridícula. – Susurre en su oído riendo entre dientes

Los dos nos miramos y nos pusimos a reír, él se acercó, rozando mi barbilla con sus  dedos, suave.  De repente me dedico una sonrisa suya de esas que me gustan tanto, se acercó despacio, y me beso, un beso de amor eterno.

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                         

 

                                                                                                                                                  Anna Luque Gómez Sealed

 


 


 


 
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