El comienzo

Autor: Eeteelviinaa
Género: Romance
Fecha Creación: 08/12/2011
Fecha Actualización: 13/12/2011
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 0
Visitas: 4167
Capítulos: 5

Isabella Swan, es una joven común a la vista de todos, pero en realidad guardo un oscuro secreto,ella no es como cualquiera, es una bruja. Se muda a los Estados Unidos en busca de emoción, que encuentra al enamorarse de la persona incorrecta... luchara contra todos los que se opongan, pero ¿Qué sucederá cuando Jacob sea quien se meta en su camino?...

Hoola! Bueno, acá les traigo una historia que se ideo en mi cabecita loca, pero que la ajuste para ser basada en Crepúsculo. Es como la historia real, solamente que le agregue unos plus, y obviamente cambie lo que susede! Bueno, diganme si les gusto! 

Besos, espero sus comentarioss!

Eeteelviinaa (Camii (: )

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Capítulo 1: Capitulo 1: "Vida"

 

 -Creo que ya está todo ¿no?- preguntó mirando mi rostro, enseguida analice el lugar con la vista… si, todo empaquetado en cajas cafés, - Si… creo que si- asintió ante mi respuesta, y haciendo ademán de irse me llamo -¿vamos?- afirme con la cabeza y la seguí, era consciente de que se sentía mal porque la dejaría, pero… ¿Qué haría si no? ¿Vivir con ella hasta los cuarenta? No. Ya era mayor y era una excelente oportunidad de estudio, lo mejor que el programa de intercambio me ofreció. No estaba tan loca para irme a una metrópoli, como las que tienen allí, a vivir sola, sin conocer a nadie… No estaba loca aun…
-----------------------|°| 1 mes antes |°|-----------------------------

   -¡Ya llego Jane!- grito desde la planta baja -¡Sí! Ya voy- dije realizando unos últimos retoques a mi cabello, era casi imposible que ese liso perfecto quedase armado en bucles por mucho, pero valía la pena intentar. Antes de irme, analice mi rostro en el espejo.
-Mm…- solté sin darme cuenta. No muy convencida estaba, pero más no podía hacer; era algo difícil que mis mejillas tuviesen color sin resaltar, por momentos aborrecía mi palidez, era una terrible vergüenza sonrojarme y que varias miradas lo notaran. Aunque el resto de mi si me gustaba, amaba mi cabello, aunque cuando quería darle forma o volumen fuese igual que nada. Y si tengo que opinar sobre mis ojos, sincerándome, no terminaría, amo mis verdes y grandes ojos, que, para no dejar de lado, herede de mi madre. Terminada la “revisión” me encamine hacia la escalera.
-¡Hola Bells!- saludo mi prima cuando me pudo ver.
Como la quería,  era como mi hermana… No igual que mi hermana… era una de verdad.
-Hola Jane- dije una vez a su lado, acompañando con un beso en la mejilla.
- Estas muy linda- me dijo examinándome, al tiempo en que yo la examinaba a ella, un especie de rito que teníamos antes de salir. Llevaba un vestido de raso color miel, que hacia juego con su cabella rubio ondulado, y sus ojos azules. –Vos también- concluí al final, mi madre soltó una de sus risitas traviesas.
- ¡Cada vez que salen es la misma rutina!- dijo entremezclándose con pequeñas risitas, la acompañamos un rato, después de todo, tenía razón.

-¿Qué quieres  que hagamos tía Reené?- comento Jane poniendo fin a las risitas sin sentido –es nuestra “naturaleza”- esta vez largamos una risotada corta.
-Bueno, me rindo- nos fue acompañando hacia la puerta –Pórtense bien y… diviértanse- nos despidió. -¡Ya lo sé!-  grite al tiempo que me subía al mercedes de Jane.
   Íbamos a comer a un restaurante nuevo con nuestros amigos.
  
   Una vez que el auto estuvo andando me pregunto -¿Y? ¿Te llego la confirmación?- me congele un momento antes de responder, el tema era delicado, para ella… y para mí.
- No, me llegaría mañana por la mañana…-
-Ho- simplemente murmuro, a ella no le agradaba en nada la idea.
- Si, fantástico-  dije para romper el silencio. Aunque después de eso seguimos calladas hasta llegar.

  Nos bajamos, y en silencio entramos al local, era lujoso, me pregunte si sería muy caro, pero después recapacite, en La Plata no hay casi ningún local barato; que no te diera diarrea. Estaba abarrotado de personas el negocio, y camareras iban y volvían con bandejas de plata en mano. Por suerte localicé rápidamente a mis amigos, quienes estaban en una esquina con muchos asientos, la mayoría ya ocupados.
  Caminamos juntas hasta aquella esquina, y saludamos a todos y cada uno, Bree, Belén, Sabrina, Candelaria, Matías, Fede e Iván, quien fue directo a saludar a mi prima, ella se sonrojo tanto que se pudo notar en su piel bronceada, ellos tenían esa “química” por lo que me extrañaba que no fuesen novios. Nos sentamos en la dos sillas libres que sobraban, y, Ho casualidad, una de ellas era junto a Iván. Como era de esperar, quien se sentó ahí fue Jane.

----------------------------------------------Volviendo-------------------------------------------------------
  Lo que es la vida, te da giros bruscos cuando menos lo esperas, así, como si nada.
     Sabía que no vería a esta casa, a mi familia, a mis amigos, y eso me dolía mucho… Pero tenía que hacer algo… algo nuevo, emocionante. Tenía que hacerlo, me decidí hace mucho tiempo, y nada cambiaría eso. Absolutamente nada...
--------------------------------------------Regresando atrás-----------------------------------------------
   La pasamos genial; aunque lamentablemente mi prima recibió una llamada y se tuvo que ir a las 11, y si, era su mamá.  Nosotros nos fuimos como a las 12:30, porque nos dimos cuenta que el local estaba vacío, y los empleados que querían irse nos miraban con cara de pocos amigos.
  
Bree, mi mejor, mejor amiga, a quien conocía desde el jardín de niños, se ofreció a llevarme. Salimos todos juntos a la vereda y allí nos despedimos. Cada uno fue al lugar que estaciono. –Pobre Iván- pensaba yo –Es tan tímido, creo que van a necesitar una ayuda mis tortolos, porque si Jane  espera que él le pida algo... tiene para rato- Una vos me saco de mi mente:
-Y... ¿Vamos Bella?-  reaccione, y me di cuenta de que ya se habían ido todos, excepto claro, nosotras.
-S...si- dije algo entrecortado, era obvio que estaba recién salida de uno de mis “trances” o como ya les digo, mis razonamientos profundos... por lo que estaba media confundida; ella lo noto y sosteniendo mi mano me guio hasta su bellísimo Focus negro, me senté en el asiento del acompañante, al tiempo en que ella se sentaba en el del conductor.
Arranco el vehículo y salió del estacionamiento para dirigirse a la transitadísima calle.
Hubo silencio, el normal de cuando se va en auto, hasta que ella pregunto:
-¿Y?- entendí a que se refería, pero me hice la tonta, el tema me gustaba tan poco como a ella.
-¿Y... qué?- hizo una mueca de impaciencia sin quitar la vista de la calle.
-¡¿Cómo y qué?!- se calmo un poco antes de continuar – ¿Te llego la confirmación o no entraste?-
-Si... bueno no, pero según me dijeron las posibilidades de que entren son altas... y como es un pueblito pequeño es ma...- no me dejo continuar.
-¡Ya te dijeron que si!- me altere un poco al escuchar su exclamación.
-No, me llegaría hoy por la mañana- le dije algo tensa, de la gran lista de personas que no querían que me fuese, Bree estaba primera... para sobrepasar a la angustia de mi madre, es bastante su odio hacia aquella idea.
-¿Estás segura de querer irte? Acá también hay buenas escuelas y...- no la dejé continuar, el discurso de ir a la misma universidad, o de que aunque se me quedase en una de acá para ir juntas lo había escuchado un centenar de veces.
-¡Ya te dije por qué!- me calme un poco, estaba un tanto bastante alterada gracias a ella-Quiero algo... emocionante... no quiero que mi vida sea... como la de cualquier persona, solo... no sé,  que algo interesante me suceda, por poco que sea. Y sabiendo que podré conocer a Di Caprio para mí basta- intente bromear, agregue una risa, pero al ver que su semblante no había cambiado nada decidí callar.
-Bry... es por unos años no más, en las vacaciones me puedo venir... ya te dije, es por un poco de emoción...- estaciono frente a mi casa, y luego de un incomodo silencio respondió:
-Sí, hasta que conozcas a un chico y ya no vuelvas más, además... creo que tu vida es ya muy interesante- me quede callada, ese era mi punto débil, cuando me enamoraba de alguien... me enamoraba seriamente, aunque se me dio tres veces en la vida, y todas resultaron ser un fiasco. Por aquella otra cosa que dijo... preferí hacer que no escuche nada.
-Amiga, amor o no, nunca te dejaría o me olvidaría de vos, siempre se vuelve tarde o temprano a su lugar de origen- ambas reímos, eso era lo que nuestra maestra de inglés nos decía cuando recordaba su hogar, me metí en mis recuerdos de aquel 3° año de la secundaria, donde todo era tan fácil... Salí de mis recuerdos para encontrarme con la cara de sorpresa de Bree.
-¿Te sigue sucediendo?- preguntó, era más una afirmación dudosa que una pregunta.
-S-si... pero, no como antes- apartó la vista y la enfoco en la calle.
-Será mejor que me valla- había olvidado por completo que volvíamos de una cena, y que estaba en su auto, el cual estaba estacionado frente a mi hogar.
-Tienes razón, perdí la noción de... bueno, de todo- me miro de nuevo, esta vez preocupada.
-Deberías decirle a tu mamá- entendí a que se refería. Continuó –Hace un rato en el estacionamiento también te sucedió-recordé el acontecimiento, y me limité a asentirle y despedirla con un “adiós”.
Vi a su auto arrancar e irse, con un suspiro me encaminé hacía mi hogar, tal vez ella tenía razón, tenía que decirle a mi madre... pero, por el momento es mejor no hablar del tema, si me sigue pasando voy a verme obligada a contarle, pero... estoy llena de peros.
  Entre y encendí la luz, el comedor amarillo estaba igual que siempre, solamente que esta vez había una muñequita de porcelana dormida sobre el sillón. Mi madre. Siempre pensé que ella era como una muñeca, era bastante pálida, sus labios de un resaltante rosado y sus castaños bucles caían sobre sus rectos hombros... era muy joven, bueno, siendo una bruja  no se envejece mucho, a no ser que una quiera. Me acerqué en silencio y la desperté zamarreándola un poco, como si fuese un pájaro abrió sus ojos y se colocó en una posición defensiva. Cuando vio que me corrí hacia atrás asustada se calmo.
-Me asustaste- se excusó.
-Vos me asustaste a mí- me reí.
-Perdón, pero esos pálidos andan dando vueltas por la ciudad...- otra vez con la historia de los “pálidos”.
-Mamá, ¿alguna vez viste uno?- desvió la mirada avergonzada.
-Las mayores aseguran haberlo hecho...-me bufé, siempre se defendía con “Las mayores”.
-Yo no creo que sean reales... y si lo son, ¿Qué importa? No creo que vengan y nos asesinen, creo yo que  con los hombres lobo ya están bastante ocupados...-me miro con ganas de objetar, pero al parecer no tenía palabras. Se paro con un suspiro.
-Hasta mañana Bella- se fue caminando.
-Buenas noches mamá...- me fui a la cocina para servirme un vaso de agua, no estaba cansada aún.
  Me recosté en el sillón a ver televisión. Eran de terror en su mayoría, algún que otro documental... me quede viendo la vida de Leonardo Da Vinci, cuando llegó a la parte de la anatomía le cambie, era un asco ver... órganos y cadáveres. Programe el televisor para que se prendiese a las 9:00 A.M. la hora aproximada en que vendría el cartero. Creo que puse una película de terror... ¿Drácula?... qué ironía. Poco a poco me dormí.
  -...más de $1.000 pesos fueron robados del lugar...- el sonido del noticiero de la mañana me despertó.
Me desperece un poco mientras me ponía en una posición menos incomoda. No tenía ganas de hacer nada... me puse de pie para entrar al baño, cuando un ruidito me detuvo. Gire la cabeza y vi como una sobre entraba por la pequeña hendidura de la puerta. Fui corriendo a levantar el paquete blanco.
Dirigido a la señorita Isabella Swan. Fue suficiente para emocionarme, no sabía si abrirlo aún, se veía tan hermoso, sus bordes decorados con líneas rojizas hacían al sobre más pintoresco de lo imaginado para la carta de un colegio, o como dicen ahora, instituto.
-¡Que elegante!- una voz familiar me distrajo de mis observaciones.
-Si... es muy linda...- conteste nerviosa, me sorprendía verla despierta -Um... ¿no que hoy no trabajabas? ¿O sí?- ella rió divertida.
-No, hoy no trabajo, pero el sonido del televisor no me dejo continuar con mi sueño- me sonroje un poco, había estado tan absorta en la hermosa carta, que el estridente sonido del televisor no tuvo importancia alguna en mí. Recogí el control para apagar el T.V. En respuesta mi madre rió nuevamente.
-Lo siento- me disculpé.
- No importa, me tenía que levantar a hacer unos mandados... pero ahora, ¿Te aceptaron?- me confundí, ¿a qué se refería?... señalo con su vista la ya olvidada carta que se encontraba en mis manos. A veces, me detenía a pensar en lo distraída que era yo.
-No me fije... ya te digo- termine de decir al tiempo en que la abría. Dentro se encontraba un fino papel perfectamente doblado, lo desdoble cuidando no romperlo.
Leí en voz alta:
“Querida Srta. Isabella Swan:
Le comunicamos nuestra decisión, no sin antes decirle lo que nos sorprendió sus altas notas, y que, por lo general, personas de su nivel escogen instituciones más avanzadas, por esa razón, y porque así mismo nos encanta tener alumnos del extranjero le comunicamos que ¡A sido aceptada en nuestra honorable academia!...”
Termine con un grito alegre.
-¡Entre! ¡Mamá, entre!- me acerque a abrazarla.
-Que bueno hija, me alegra mucho que estés feliz, me pone bien que...- dejó su oración inconclusa para partirse en llanto. La consolé diciéndole que ella podría visitarme siempre que quisiera, y cosas así, aunque sin logro alguno.

----------------------------------Volviendo al presente...-----------------------------------------

-¡Mamá, vistes mi pulóver blanco!- grite desde mi cuarto, esperando que se oyese en planta baja.
-¡Creo que esta para lavar!- me respondió también en un grito.
-¡No, ya lo busque y no esta!- si seguíamos gritando así los vecinos llamarían a la policía. Por suerte ella subió.
-Entonces se lo prestaste a Jane, seguro, o a Bree, si no... Lo siento, pero te vas a tener que comprar un pulóver nuevo-  dijo ahora en la puerta de mi cuarto, terminando en una risa.
-Les mando un mensaje pidiéndoles que me lo traigan, quien sea que lo tenga, y listo... si es que lo tiene-fui a paso lento hacía la mesita de luz para recoger mi celular.
-Espero que si lo tenga, yo ya gaste demasiado con el tema de tus muebles y eso...-su voz parecía a punto de quebrar, por lo cual se calló. Voltee a verla y vi que en su rostro, siempre alegre, se dibujaba una mueca de dolor.
-Mamá... no te pongas mal, ¡Ya te dije! En el verano te puedo visitar, o vos a mí, además está el celular, internet... o, en caso de un gran, pero muy gran problema... la magia- levanto su cabeza algo sorprendida, pero su sonrisa... al revés, reapareció al final.
-Lo se...pero eso no evita que me sienta triste, sos la única hija que me queda... parece que hicieran un complot para dejarme sola- eso me enfureció, la comparación más errada y horrible que me pudieron haber hecho, era esa.
-No me compares con ella, lo mío es muy distinto ¡Yo no cruzo el Atlántico para dejar a mi familia por la simple y tonta razón de echarle a alguien la culpa de todo!-me calme un poco, no quería discutir con mi madre en esos momentos, a pocas horas de abandonar el país-Yo no soy como Yesica... y espero nunca serlo-
-Bells... sabes que no fue por eso, ella, bueno ella esta... confundida, nada más, si nos quería- lancé un bufido.
-¿Confundida?, creo yo que 19 años bastan para que se despeje un poco... pero como vos tenes razón... nos quería, ¡tiempo pasado! Le quedan unos cuantos años más para “despejar su mente confundida”- me pareció ver una lagrima asomarse en su ojo, por lo que me callé.
-Pero... no tengo interés en hablar del tema en estos momentos...- le dije al tiempo que recogía una toalla y me metía al baño. 

 

Capítulo 2: Capitulo 2: "El viaje"

 


 


 
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