La decisión correcta

Autor: rauleno
Género: General
Fecha Creación: 18/11/2011
Fecha Actualización: 10/12/2011
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 1
Visitas: 2699
Capítulos: 2

 

Había necesitado poco mas de una semana, para conseguir resolver todos los problemas de una vida inmortal. Había venido buscando la supervivencia del trabajo de toda mi existencia, y había conseguido mucho más que eso, algo que creí perdido para siempre. Ver su cara una vez más, ver que ahora ella era feliz, ahora que sabia eso, ya no me arrepentía de la decisión que tomé entonces, fue la decisión correcta.


Había llegado al final, estaba listo para seguir mi camino, ya no me quedaban fuerzas para seguir luchando, y tampoco quería hacerlo.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 1: Ayudame

 

Iba avanzando por el denso bosque con toda la fuerza que me quedaba, apenas podía ir más rápido de lo que hubiera ido un humano. Cada uno de mis músculos me insistía a abandonar, cada paso que daba pesaba más, mi vista se emborronaba por segundos.

  Había llegado demasiado lejos para rendirme, ya había captado su olor, estaban cerca, tan solo necesitaba unos kilómetros más. El clan de los Cullen, con lo que me había costado encontrarlos, no podía permitir que mi cuerpo me abandonara ahora. Tras trescientos años de inmortalidad, había olvidado lo que era el esfuerzo físico, el cansancio, incluso el miedo. Si mi viejo corazón de piedra pudiera latir, ahora estaría acelerado, si mi lisa frente de mármol pudiera sudar, ahora estaría empapada.

  Mi siguiente paso me falló y mi cuerpo calló de rodillas al suelo del bosque. No podía seguir. Estaba en su territorio, ellos me acabarían encontrando. ¿Que pensarían al ver un vampiro muerto? Algo que no se ve todos los días.

  Cerré los ojos, era inútil continuar, mi cuerpo ya no me respondía.

  Oí algunas ramas secas romperse cerca de mi, algo se estaba acercando, con toda la fuerza que me quedaba, abrí los ojos, con la esperanza de ver un vampiro.

  Pero no lo era, era un lobo, un lobo enrome. No podía distinguir su color entre la oscuridad de la noche y mis débiles ojos, pero vi con claridad como el gran animal me devolvía la mirada, enseñándome unos afilados dientes.

  No podía ser un simple lobo, se acerco lentamente a mi hasta que mi cara quedó a pocos centímetros de sus colmillos.

  Con la muerte acechándome, cualquier locura podría salvarme.

  -Ca.. Carlisle -logré decir, con débil voz-. Ne... necesito ver a Carlisle.

  El lobo no se inmutó, se quedo inmóvil, mirándome.

 

La oscuridad se apoderó de mi, echaba de menos esa oscuridad, la que no conseguía desde que abandoné mi vida humana. ¿Eso era la muerte? No era tal como la había imaginado, me sentía cómodo. Sin embargo aun podía sentir mi maltrecho cuerpo, aunque este no me respondía. El lobo debió de haberme dejado, no valía la pena acabar con alguien que terminaría por morir solo.

  -Edward, necesito que vengas -conseguí oír una voz lejana, tranquila, pero impaciente-. Seth a encontrado algo... interesante.

  Así que Edward iba a venir, que grata noticia. La policía había encontrado mi cuerpo, los Vulturis no se alegrarían de que humanos tengan posesión del cuerpo de un vampiro, pronto harían una visita por este lugar.

  -¿Que ocurre Carlisle? -Escuché otra voz al cabo de unos minutos-, ¿pero que...? ¿es un vampiro?

  -Sí, no se porque esta tan... inherte, todavía tiene actividad en la retina, así que sigue vivo. Necesito que leas su mente.

  Parecía que en forks ya estaban acostumbrados a tratar con vampiros.

  Tarde medio segundo más del necesario en darme cuenta de la situación. Carlisle estaba ahí, y había otro vampiro con el, uno que podía leer las mentes.

  -Puede oírnos -dijo la segunda voz-, parece estar en una especie de... trance. Algo le ocurre.

  Ponzoña... pensé con toda mi fuerza, necesito ponzoña. En mi cuello tengo una marca, por favor.

  -No estoy seguro, parece necesitar ponzoña.

  No queda tiempo, pensé, tan solo muerde mi cuello. Apoya tus dientes inferiores en tu mano, no te harás daño, y muérdeme con los colmillos superiores.

  -Voy a hacerlo.

  -¿Estas seguro Edward?

  -No veo forma en la que pueda hacerme daño, sus intenciones parecen sinceras.

  Pude sentir unos dientes atravesando mi cuello hasta llegar a la arteria que antaño abastecía de oxigeno a mi cerebro.

  Fue como la primera vez, la ponzoña empezó a extenderse por mi cuerpo, la diferencia era que mi corazón ya no latía para empujara. La quemazón quemaba mi garganta como el fuego quema al papel, necesite unos minutos, pero finalmente pude abrir mis ojos, incorporarme y soltar de mi garganta el grito que llevaba tanto tiempo dentro.

  Podía sentir la ponzoña de Edward por mis venas, el poder que había vuelto a mis músculos. El mismo poder que hacia tres años que me había abandonado, y que no tardaría en abandonarme de nuevo.

  -Gracias -dijo inhalando el aire suficiente para llenar mis pulmones-. Gracias Edward.

  Miré a mi alrededor. Me encontraba en una habitación, seguramente un segundo piso de una casa en el bosque. No una cabaña de montaña, una bonita casa, muy grande, luminosa, y muy bien decorada.

  Estaba lloviendo. Las finas gotas de agua golpeaban la ventana cerrada.

  El aire que había llenado mis pulmones me transmitió la información de que 3 vampiros mas habían en el piso de abajo, y... algo más. Con tan solo su olor me fue imposible determinar si su condición era la de humano o vampiro.

  -Carlisle -dije, poniéndome de pie, y tendiéndole mi mano-. Tiempo llevo buscándote, y realmente pensé que no llegaría a conocerte.

  -Es un placer -me contestó, aceptando mi saludo.

  Era una buena persona, más allá de ser un monstruo sin alma. Pocos acogerían a un extraño en su casa, pocos le darían algo de su ponzoña para que pudiera sobrevivir unos días más.

  -No quiero ser descortés -dije-, pero realmente, necesito alimentarme. Llevo semanas sin probar ni una gota de sangre, la ponzoña no tardara en abandonarme si no introduzco sangre en mi sistema.

  Edward tendió su mano, mostrándome la ventana.

  Seguramente, con su peculiar don, había leído que tenia intención de alimentarme de algún animal cercano.

  El asintió, y yo me lance fuera de la casa. Avancé a toda velocidad por el bosque, volvía a tener toda mi fuerza sobrehumana. 

  No tarde en rastrear una pequeña manada de alces, la poco sabrosa sangre de animal, iba a saberme mejor que nunca.


 

Me tomé mi tiempo para la caza, y al volver a la casa de los Cullen, toque al timbre. Estaba dispuesto a hacer las cosas bien.

  -Buenos días -dije, cuando me abrieron la puerta, aunque ya era de noche.

  Me invitaron a entrar y a conocer a Esme, Bella, Rosalie, y a ….Renesmee.

  Edward notó mi extrañeza ante aquella criatura, de unos 14 años de edad. Con rasgos vampíricos, pero un corazón que bombea sangre a través de su cuerpo.

  -Es mi hija -dijo Edward-. Biológica.

  -Mitad vampiro, mitad humana... -deduje yo-, su madre debió morir...

  -Yo soy su madre -me interrumpió Bella con una sonrisa, muy orgullosa de ello, antes de darme tiempo a decir lo siento.

  -Ya que aquí el desconocido eres tú, seria mas lógico que fueras el primero en contarnos tu historia. -Me reprocho Rosalie, con una expresión bastante mas hostil que la de los otros.

  -Por supuesto, -conteste yo, no había venido a enfadar a nadie-. Llevo tres años buscando a Carlisle, desde que oí que los Vulturis quisieron matar a todo su clan. -Ahora que veía la razón, estaba claro que tenían miedo de que un clan tan grande pudiera cuestionarlos.

  -Necesito tu ayuda Carlisle, -dije, mirándolo especialmente a el-. Me estoy muriendo.

 

 

Capítulo 2: Reencuentro

 


 


 
14640598 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10860 usuarios