By. Yurika Cullen
*-B-pov-*
— Señorita Bella, su tío Aro la mando llamar, la espera en el estudio—
— Dile que bajo en cinco minutos, Demetri—
— Si, señorita, con permiso—
¿Ahora que demonios quiere? No debe ser nada bueno, puesto que jamás me dirige la palabra para algo que no sea ordenar o especificar algo, además son las diez de la noche. Algo me queda claro, a esta hora nada bueno puede ser.
Aro Vulturi, un hombre de cincuenta años, demasiado calculador, inflexible, estricto y excesivamente peligroso, ese es el hombre al que todos califican como mi "tío" pero la realidad es que nada tiene que ver con mi familia.
Hace siete años, mi padre, Charlie Swan, un famoso empresario de Chicago y mi madre Renée Swan, murieron en un accidente aéreo cuando se dirigía a celebrar su aniversario de casados, yo con mis contados diecisiete años quede totalmente sola, pues no tengo más familia, Aro Vulturi, un gran amigo de mi padre fue quien quedo a cargo de mi, según me informo el abogado los Swan, en el testamento de Charlie, este dejaba a las empresas, el dinero y a mi, bajo el cuidado de Aro, y así es como mi tío, como le gusta ser llamado, convirtió mi vida en un total infierno.
Se acabo mi libertad, se acabo mi tranquilidad y mi paz, acabo por completo con mi vida, jamás he confiado en él, aunque se porte de lo mas amable conmigo, yo puedo ver que en sus ojos no se muestra esa amabilidad, siempre se nota en ellos odio y malicia, estoy casi segura de que Aro es el responsable de la muerte de mis padres, pero no tengo ninguna prueba para comprobarlo, tampoco he podido compartir este sentimiento con nadie, porque nunca me creerían, ante los ojos del mundo, Aro es la persona mas bondadosa y preocupada por su sobrina, la gente piensa que yo vivo en un paraíso y soy la niña consentida, pero aquí adentro se vive lo contrario.
Nunca me deja salir, siempre me tiene aquí encerrada, si llego a hacerlo, tiene que ser por algo realmente necesario y acompañada de una de las chicas del servicio, yo se que es para mantenerme vigilada por si me quiero escapar, pero él dice que "soy muy importante para él y necesito protección" y le creo, pero se que no es de la forma que lo hace ver, él me necesita para algo mas, algo que tengo que descubrir. A mis veinticuatro años, no he tenido una relación estable, deje de intentarlo también, pues siempre que empiezo algo, Aro se encarga de acabarlo, espantando a quien sea, alegando por cada pretendiente, que ninguno es adecuado para mi, lo que mas temor me da, es que él mismo se ha ofrecido a buscarme un bien "marido", mi cuerpo se estremece al pensar en las posibles opciones que puede tener Aro para un pretendiente.
Todo ha sido aun mas difícil desde que termine mi carrera el año pasado, la universidad era lo único que me mantenía ocupada y fuera de casa por algunas horas, aunque tenia que salir de la universidad directo a la casa, al menos podía estar unas horas como una chica normal. Mi carrera era un motivo suficiente para tener constantes discusiones con Aro, según sus palabras, él no veía necesario que estudiara, si ya tenía mi futuro asegurado con la fortuna que había dejado mi padre. Pero yo no quería ser una inútil, aparte de que era la única forma de poder salir de este encierro por un rato, adoraba mi carrera, me había graduado como Diseñadora Grafica, mis diseños y mis libros son lo único que me mantenía cuerda.
Pero Aro no me ha dejado ejercer mi titulo, y era de imaginarse, si no me deja salir de esta casa ni para ver a amigos, aunque tampoco tengo ninguno, temo demasiado a Aro, se que tras esa fachada hay un hombre despiadado y malo, aunque él solo ha permitido que lo vea en unas muy pocas ocasiones, nunca entable una verdadera amistad con nadie, por temor a lo que Aro pudiera llegar a hacerles, es capaz de manipular cualquier sentimiento que yo tenga por alguien, solo para conseguir lo que quiere, lo creo pacas de todo.
Llegue a la gran puerta de madera del despacho de Aro, otra de las cosas que tanta rabia me daban, ese había sido el despacho de mi padre, pero Aro había llegado y se había acomodado a su gusto en la casa, sacando todo lo de sus padres, regalando sus ropas, quemando fotos y demás cosas que le pudieran recodar a ellos, por lo menos yo había alcanzado a esconder algunas cosas de mis padres para poder tenerlas de recuerdo y no sentirme tan sola en este encierro. Toque a la puerta levemente y cuando escuche la voz de mi tío dándome el permiso para entrar, tome aire fuertemente y lo deje salir, estaba realmente nerviosa.
— Me mandaste llamarAro— le dije lo más tranquilamente posible, pero con el corazón acelerado, él hizo una mueca, pues siempre insistía en que le dijera tío, pero yo jamás accedí
— Si querida, toma asiento por favor— hice lo que me pidió y me senté frente a su escritorio, no podía evitar imaginarme a mi padre sentado en el mismo lugar que Aro
— ¿Para que me llamaste?—
— Veras querida Bella, he estado pensando mucho últimamente y he llegado a una conclusión — dijo Aro de forma amable, pero como siempre, en sus ojos no se notaba esa amabilidad
— ¿Pensando? ¿Una conclusión? ¿De que?— pregunte de manera calmada, no quería que notara mi estado incierto
— Bella, siempre te has quejado de que no te dejo salir, y aunque todo lo hago por tu bien, entiendo tu punto, se que eres una chica joven y que deseas salir igual que todos los jóvenes de tu edad, por eso he llegado a una conclusión— Aro me miro esperando que dijera algo, pero prefiero guardar silencio y no emocionarme, él nunca daba puntada sin dedal, algo tramaba— pues bien, de ahora en adelante podrás salir un poco mas, tienes mi permiso, pero…— claro, ahí venia el nudo— vas a tener a alguien a tu lado siempre— dijo señalando con su mano a la derecha
Yo gire hacia esa dirección y pude ver algo que antes no había visto, había un hombre parado en el fondo de la habitación, cruzado de brazos y recostado contra la pared, donde se encontraba estaba un poco oscuro por lo cual no podía distinguir bien sus facciones, solo pude ver que era alto y musculoso.
— Acércate por favor— le pidió Aro
Cuando la luz le dio al hombre, me quede impresionada, era completamente hermoso, el cabello era de un extraño color bronce y resaltaba notablemente con sus ojos verdes profundos, su tez era completamente blanca y sus labios rosados y carnosos. No pude evitar pensar en un vampiro cuando lo vi, en la oscuridad estaba completamente camuflado, pero en la luz, deslumbraba.
— Bella— le interrumpió Aro su análisis— él es Edward Cullen, será tu protector de ahora en adelante, si quiere salir, puedes hacerlo, pero siempre me vas a avisar a donde y jamás saldrás si no es en la compañía de Edward—
— ¿Por qué?— esta vez no pude evitar expresar mi confusión
— ¿Por qué, que?—
— ¿Qué tramas? Se me hace completamente extraño que de un momento al otro me des el permiso de salir y ¿Por qué con un guarda espalas? ¿No te parece extremo?—
— Son solo medidas de precaución Bella, eres la heredera de una gran fortuna, los peligros siempre están al acecho—
— ¡Se me hace completamente ilógico, cuando mi padre estaba vivo nunca me puso estas condiciones estúpidas, es mas jamás me negó salir!— le dije alterándome
— No vamos a discutir otra vez lo mismo, necesitas protección y yo te la estoy dando, he recibido algunas cartas de amenaza y no quiero que te pase nada malo— yo entrecerré los ojos al comprender
— ¡¿En que demonios estas metido Aro? ¿Qué es lo que has hecho con el dinero de mi padre? ¿Estas en negocios sucios cierto?— grite levantándome. Aro continuaba en silencio— ¡Lo sabia! Ya me imaginaba que no harías mas que desastres con el esfuerzo de mi padre, es…— una fuerte cachetada me silencio y me regreso al sofá que había ocupado antes
— ¡Cállate mal agradecida! ¡Yo no he hecho mas que cuidarte y velar por ti, no te ha faltado nada!—
— ¡Me ha faltado libertad, me tienes como un animal enjaulado! ¡No me dejas salir, ni siquiera me dejas ejercer mí titulo!— Dije levantándome de nuevo y enfrentándolo, aunque le tuviera miedo, en momentos como este donde la ira me invadía no pensaba en nada mas— ¡Me tienes como una prisionera en mi propia casa, mientras tú te das el gusto con el dinero de mi padre!— le grite con mas ganas, nuevamente la mano de Aro se poso en la misma mejilla que antes, pero esta vez con mas fuerza, fue tanta, que perdí el equilibrio y estuve a punto de caer al suelo pero los fuertes brazos de alguien me lo impidió
— Señor Aro, perdone mi intromisión, pero me parece que debería calmarse— dijo el hombre de antes, había sido él quien evitara que cayera al piso, había hablado de manera tan fría que hasta sentí que el cuarto se helaba
— Tienes razón muchacho, perdona el espectáculo pero Isabella me saca de mis casillas, no puede ver que solo me preocupo por ella y por su bienestar— yo me incorpore, zafándome del agarre al que aun me tenía mi protector y me gire hacia Aro, él se acerco a mi y me tomo el rostro con ambas manos, su expresión era otra vez la de falsa amabilidad— Perdóname querida, pero sabes que eres como una hija para mi y me duele que me digas esas cosas, llevo siete años tratando de sacar adelante la empresa en honor a tu padre y tratando de hacer lo mejor para ti, se que no entiendes mis métodos, pero lo comprenderás mas tarde, ahora será mejor que descanses— su mirada me causo miedo, se notaba la iría que lo invadía y aunque en sus labios hubiera una sonrisa y salieran palabras de animo, yo sabia que en su interior me maldecía, preferí asentir y agachar la cabeza— linda chica, ahora, lleva a Edward a su habitación, ocupara la que esta junto a la tuya, él ya sabe que tiene que hacer, mañana le das un recorrido por la casa, para que se familiarice con ella y ya sabes, si vas a salir tienes que avisarme a donde e ir con Edward siempre— yo asentí nuevamente— Bueno, que tengan buena noche— yo nuevamente asentí y me dirigía a la puerta, mi voz se había esfumado por el miedo
— Con permiso señor Aro, que pase buena noche— Dijo mi protector tomo una maleta que había junto al muro donde estaba parado cuando llegue y me siguió
Caminamos por los pasillos en silencio, cuando subimos la escalera al segundo piso, encontré mi vos y pude hablar de nuevo.
— Gracias— le dije casi en un susurro, pensé que no lo habría escuchado pero lo hizo
— No tienes porque agradecer— esta vez su voz no era como antes, esta vez era suave y cálida, me atreví a mirarlo y me arrepentí de hacerlo, me estaba mirando y puedo decir que analizando, me sonroje y baje nuevamente mi cabeza
— Esta será tu habitación, la mía es la de al lado, si necesitas algo me avisas— le dije abriendo la puerta de su habitación, era tan espaciosa como la mía, pero igual de fría y desolada. Me gire para dirigirme a mi habitación, pero él me tomo de un brazo y me detuvo delicadamente, sentí descargas eléctricas en donde tenia su mano
— Espera— yo me gire pero no quise mirarlo a los ojos
— ¿Necesitas algo?—
— ¿Puedo revisarte la mejilla? Se esta poniendo algo morada— levante mi rostro y lo mire a los ojos, su expresión era amable, auténticamente amable y preocupada, no como la de Aro, mi corazón se acelero, hacia mucho que nadie me miraba así, la gente siempre me dedicaba miradas de compasión y melancolía, sintiéndome atraída por ese nuevo gesto asentí levemente— ¿Tienes un botiquín?— me pregunto
— En mi cuarto hay uno— dije abriendo la puerta de mi habitación— pasa, siéntate donde quieras, ya lo traigo — dije cuando estábamos adentro, vi como se sentó en uno de mis sofás mientras yo me dirija al baño, no se porque, pero ese hombre me causaba confianza, al menos si tendría que salir con él a todos lados, me alegraba que no fuera como los típicos hombres de Aro, todos tenían cara de matones y mafiosos— aquí esta— le entregue el botiquín y él se levanto
— Siéntate— me dijo, luego se arrodillo a mi lado, busco algodón y lo unto con el contenido de uno de los tantos frasquitos que ya había usado antes, aunque no lo hiciera a menudo, no era la primera vez que Aro me daba una cachetada — ¿Siempre es así?— yo sabia perfectamente a que se refería
— No siempre, son pocas las veces en las que Aro pierde la paciencia conmigo, porque son pocas las veces en las que yo le respondo de esa manera— acerco el algodón a mi mejilla con una delicadeza que nadie había tenido conmigo desde que se murieron mis padres, yo cerré los ojos al sentir el alivio en mi mejilla
— ¿De verdad nunca te deja salir?—
— ¿No quedo claro con lo que paso hace un rato?— le dije de manera fría y mirándolo seria, aunque pareciera ser una buena persona, no podía fiarme de él, seguía siendo un hombre de Aro— ¿Por qué te contrataron? Hay algo más que Aro no quiso decirme, lo se—
— Yo simplemente tengo que protegerte, llevarte a donde quieras siempre y cuando Aro lo permita, eso es todo, esas son las órdenes, aunque tendré a unos de mis hombres cuidando la casa también—
— ¿Tus hombres? ¿Cuidar la casa? ¿Es tan peligrosa la amenaza que recibió Aro?—
— No lo se, yo solo hago lo que me ordenan—
— ¿Cuántos hombres son?—
— Solamente dos, mañana te los presentare cuando vengan, para que los conozcas, puedes acudir a ellos como si fuera yo mismo, son de total confianza— dijo guardando los frascos en el botiquín
— Yo no confió en nadie— respondí en un susurro pero estoy segura que lo escucho, aunque no dijo nada
— Por cierto, aunque Aro hizo las presentaciones no nos hemos presentado como se debe— me extendió la mano— Soy Edward Cullen, tu nombre es Isabella Swan ¿cierto?—
— Solo Bella— dije tomando su mano, nuevamente sentí las descargas
— Bella— repitió él— Bueno Bella, me retiro, necesito hacer unas llamadas y comunicarme con mis hombres, estarán aquí en la mañana, que pases buena noche—
— Buenas noches Señor Cullen—
— Solo Edward por favor—
— Esta bien, Buenas noches Edward— él sonrió y yo me quede pasmada, jamás había visto una sonrisa tan hermosa.
Después de que salió de mi habitación, me quede pensando, ¿en que demonios estaba metido Aro? Algo tenia que haber hecho para recibir amenazas y yo lo iba a averiguar, había llegado el momento de dejar de temer, tenia que arriesgarme e investigarlo, solo así podría librarme de él, o morir en el intento, nada perdía, ya tenia una vida muerta, encerrada como estaba. Lo que me preocupaba, es que Edward seria un impedimento para investigar a Aro, tendría que ser muy astuta para poder hacerlo sin que Edward se enterara. Con esa decisión, me dirigí al baño y tome una ducha, luego de media hora me acosté a dormir.
*-E-pov-*
Entre a la que seria mi habitación por tiempo indefinido, estaba realmente sorprendido, la escena que presencie hace poco en el despacho de Aro me dejo sin saber que pensar, tuve que poner todo mi empeño para no lanzarme encima de Aro por golpear a Bella, yo venia con la idea de que Isabella Swan seria una típica niña rica, caprichosa y mimada, pero no estaba preparado para lo que ella era, o parecía ser, a simple vista, Bella se veía frágil y tímida, pero luego de ver la manera en que se enfrentó a Aro, podía notar que también era decidida y fuerte, pero estaba llena de temores y dudas, obviamente podía notar que Bella temía a Aro, ¿Y como no? Aro era uno de los mafiosos más importantes de Chicago, y aunque nunca se le descubrió nada, estaba seguro que pronto caería, especialmente por que sus propios socios estaban planeando su caída desde hace algún tiempo, y un obvio ejemplo son las amenazas que estaba recibiendo, claro que él tenia mucha mas información de la que le había dicho a Bella, pero no podía confiar en ella, aun no, tenia que ver si ella estaba al tanto de todo lo que hacia Aro, aunque al parecer no lo estaba, pero igual tendría que investigar mas. Infiltrarse como el protector de su "sobrina" como él la llamaba, había sido sumamente difícil, era la oportunidad que tanto estaba esperando, y había luchado con garras y dientes para conseguir entrar a la casa de Aro. Ahora que lo había conseguido tenía que investigar todo lo posible y reunir la suficiente información para hundirlo. Tomo su teléfono celular y marco a uno de sus hombres, debían de estar llegando en la mañana, pero debía asegurarse de que hicieran todo lo que les había dicho antes de su llegada. Al segundo timbre contestaron.
— Todo esta listo— fue la respuesta en cuanto contestaron
— Bien, ¿a que hora llegan?—
— Ocho de la mañana más o menos—
— Los estaré esperando—
— Si señor— y colgué
Mañana empezaría todo, así que me di una ducha y me acosté a dormir.
-*-
Aqui estoy de nuevo con otra historia de Yurika Cullen, espero que les guste tanto como a mi. Comenten para saber que les parece la historia.. nos leemos.. besos!!
|