Pervirtiendo a Edward (+18)

Autor: mari584
Género: + 18
Fecha Creación: 19/06/2010
Fecha Actualización: 09/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 89
Comentarios: 256
Visitas: 335631
Capítulos: 34

"Bella es la chica linda de la escuela y también es malvada, pervertida y coqueta. Siempre tiene lo que desea. Es por eso que verá en Edward, un tímido y sencillo estudiante, la materia prima ideal para su hombre de ensueño. El problema es que necesita unos "pequeños toques" por lo que Bella sumergirá a Edward en un océano de lujuria, desenfreno y libertinaje, para obtener lo que desea de ese hombre… pero en el intento, las cosas pueden no resultar como esperaba… al final, puede haber terminado creando un monstruo…"

chicas nueva historia y un nuevo comienzo...! =D

esta historia no es mia es de Natalia alias nandir77, es una excelente historia de esta maravillosa autora, espero que sea de su completo agrado para todas uds...! =D

espero que les guste y me lo hagan saber mediante sus comentarios y votos...! =D

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: Ciego

Edward POV

Han pasado casi tres días desde aquella fatídica noche en el "Fantasy". Quisiera no haber ido nunca allá. Me la he llevado encerrado en mi habitación y no he ido a clases, no tengo ganas de estudiar. Esme está preocupada y Carlisle también. Les he dicho que no me siento bien y me han dejado en casa, pero no están seguros del motivo de mi enfermedad. Yo sí. Lo tengo muy claro. Mi enfermedad tiene nombre y apellido. Isabella Swan.

No entiendo como algo tan hermoso puede ser a la vez tan siniestro. Ella me trato como una mierda, y quizás me lo he merecido. Llevo marcado a fuego sus golpes, aunque no se noten a mi me pesan en el corazón.

Mi corazón se encoge de solo recordar la furia de sus ojos, el desprecio en sus palabras. Sé que no siente lo mismo que yo, pero… ¿en realidad me odia…? yo sentí que si en aquel momento.

Me senté en la cama, de la cual apenas me había levantado. Mire a mí alrededor. La ropa estaba regada por todos los sitios, bandejas de comida, ventanas cerradas… esto no podía seguir así… Pero tampoco me daban deseos de hacer algo más.

Recordé aquella noche. La furia que sentí al ver que la tocaban. Sé que me excedía, pero me enceguecí de solo ver como alguien tenia lo que a mí me estaba prohibido. Ella estaba muy lejos de ser mía, pero al menos me quedaba la esperanza de que se conformara conmigo. No era así y ese día me quedo más que claro. Además de juguete, era su mascota. Esa a la que recuerdas cuando no tienes nada mejor. El repuesto. Y eso, con suerte.

Mi mente viajo al momento en que ella me encaro, golpeándome. El dolor físico no fue nada, pero no puedo decir lo mismo del dolor en mi corazón. Ese día, ella me dio la oportunidad de terminar con todo, de marcharme. Y debí haberlo hecho, pero fui incapaz de alejarme de ella. Estaba perdido. Me había enamorado como un idiota y solo porque se habían fijado un poco en mi. Hay que ser muy idiota para que te ocurra eso. Pero ella era hielo y fuego, blanco y negro… y por algún motivo, mi mente estaba detenida en el momento en que pude tocarla… ella me dijo que lo hiciera, y yo ame cada centímetro que pude besar. No me importaron sus palabras o su evidente desprecio. Sabía muy bien que ella no estaba más que utilizándome para sentirse mejor, pero no me importo. Pude sentir su suavidad, tocarla… y cuando pude estar en contacto con su intimidad… creí que moriría. Todo lo demás se me olvido y me concentre solo en ese momento, tan sublime, tan perfecto. Sentirla. Saborearla. Amarla.

Sentí un calor inapropiado para el momento, porque comencé a excitarme, sin quererlo. Me dolía su trato, pero a la vez, me excitaba lo que hizo después… ¿Cómo se entiende algo así? Es amar y odiar a la vez, lo cual no tenía ningún sentido.

¿Cómo es posible tener más de un sentimiento a la vez…?

Me sentía mal y era obvia la causa.

Estaba pensando en mis dolencias cuando escuche un barullo en el primer piso, provocado por alguna novedad. Me llamo la atención y me acerque a la puerta. Quería saber de qué se trataba.

- ¡Mis niños hermosos! – gritaba Esme, mi madre, feliz por la visita

Eran mis hermanos. Los oí en cuanto entraron. Jasper, el mayor, el orgullo de la familia y Rosalie, el tesoro, por su belleza. Yo no era nada. Yo era invisible

- Teníamos que venir, los extrañábamos – dijo Jasper

- Me parece excelente, creo que Edward lo agradecerá – decía Carlisle, con un dejo de tristeza en la voz

Escuche mi nombre entre la conversación y supe que querían saber de mi.

- ¿Donde está Edward? – peguntaba Rosalie, siempre tan entrometida.

- En su habitación –contestó Esme. Esta un poco enfermo. No creo que sea momento de importunarlo… - claro, ella era sensata, pero mis hermanos no, obviamente.

Sentí como corrieron por la escalera para acercarse, a mi habitación y me tape, en una respuesta innata para que no me molestaran aunque era una idiotez, de todas maneras me molestarían.

- ¡Hermanito!- chillo Rosalie al entrar en la habitación

- ¡Qué desastre Edward! – sentencio Jasper, mi hermano mayor ,bueno, que podía decirles, al final tenían razón

- Déjenme – gruñí, innecesariamente, de todas maneras meterían sus narices

Vi como Rosalie empezó a rebuscar entre mis cosas mientras Jasper, algo más sutil me miraba intrigado.

- ¿Qué demonios te has hecho? – grito Rosalie, al verme bien

- Nada - musite yo, sin ningún ánimo de entrar en explicaciones

- Oye no me estoy quejando- aseguró Rose… - Te ves… muy bien, claro si descontamos que estas metido en una pila de basura y apestas…

- Buen corte de cabello - rio Jasper

- Vete a la mierda – bufe yo, bastante encabronado

- No… - dijo él, preocupado – no te estoy molestando Ed, te aseguro que es verdad, aunque Rose tiene razón… deberías hacer algo con tu dormitorio, está hecho un basural

- Mmmmm – dije yo, sin animo

- ¡Apuesto que es por una chica! – bufo Rose – siempre es una chica…

- ¿Es verdad eso Ed? - Pregunto Jasper, analizándome con la mirada

Estaba más que perdido. Había sido descubierto en menos de un minuto. ¿Tan evidente era?

- No se inmiscuyan, por favor – les pedí, como último recurso

- ¿Ves? Es una chica, lo sabia – dijo Rose, victoriosa

- No sabíamos eso Edward – dijo Jasper, serio

- No es nada… no importa – murmure

- No creo que no sea nada, o no estarías así… vamos hombre, no puede ser tan terrible 

- Arriba ese ánimo chico – me dijo Rose – seguro no será la primera ni la ultima

En eso estaba errada. Era la primera, y seria la ultima. Yo no quería a nadie más que ha Isabella. Ella era mi todo. No conseguiría posar mis ojos en otra mujer sin recordarla.

- Ya está bien – grito Rose, abriendo las ventanas – te levantas ahora y paras esta mierda de una vez

- Déjame Rose – me queje, pero sabía que ella no me dejaría, la conocía demasiado bien

- Rose tiene razón – dijo Jasper – Debes salir, tomar aire… todavía te quedan clases… vamos, no vas a tirar todo por la borda cuando te queda tan poco para terminar ¿no?

Ni me había acordado de eso. Es verdad, yo antes tenia enfocado todo en salir del instituto y poder asistir a una prestigiosa Universidad, como lo habían hecho mis hermanos. Pero este último tiempo había mandado al carajo todo, incluso los estudios. Mala idea.

Rose me levanto de la cama a empujones, ayudada por Jasper. Me jalo al baño y me cerró la puerta, con una pequeña amenaza.

- Quítate esa ropa y báñate, y será mejor que lo hagas o entrare yo a hacerlo por ti

Conociéndola, era muy capaz de hacerlo. Mejor no arriesgarse. Me saque la ropa con desgana y me eche una mirada al espejo. Era un espectro de cabellos levantados. Me reía tristemente de la imagen. Había olvidado que me habían cambiado de look, así que me lleve un buen susto al verme. No llevaba los lentes de contacto, así que veía bastante borroso. Quizás no me veía tan mal.

Me desnude y me metí a la ducha, lo cual me hizo en realidad sentir mejor. Deje que el agua limpiara mi cuerpo y estuve mucho rato así, dejándome acariciar por ella. Me lave el cabello y me enjaboné unas 3 veces. Sabía que no conseguiría sacármela de la mente de esa forma, pero en fin, valía el intento.

Cuando salí de la ducha, me sentí renovado. Pero aun estaba triste. Eso no se pasaría con facilidad.

Salí de la ducha y me asombre de ver que mi dormitorio había sido limpiado con suma rapidez. La ropa estaba ordenada y me habían dejado unos jeans y una camisa oscura. Mire la ropa. Era la que ella me había dado. La acaricie, recordándola y me vestí con pocas ganas. Todo me la iba a recordar. Suspire resignado. Me puse el reloj, obsequio de ella también y termine de ordenarme. Me puse los lentes de contacto y baje a la sala. Ya estaba bueno de preocupar a Esme.

- Mañana iré al instituto – dictamine cuando baje- Ya me siento mejor

- Sabía que la visita de los chicos te serviría – dijo Esme, abrazándome

- Está bien mama, tranquila – le dije, acariciando su cabello

- Oye en realidad te ves bien – analizo Jasper- Al menos la chica te hizo cambiar de estilo… eso me gusta

Esme me miro con tristeza. No hablaba mucho, pero creo que sabía más que nadie. Evite su mirada.

- Si, es algo que quise hacer… la otra ropa estaba muy pasada de moda – acote

- Me gustaba tu otro estilo – dijo Rose- pero este en realidad te queda mejor, incluso te ves bien- rio

Me dirigí a la cocina, sin ganas de escuchar los comentarios simpáticos de Rose. Quería comer algo, y mi estomago lo agradeció. Hace un par de días que no comía bien.

Estaba en eso cuando una mano me toco el hombro por detrás. Supe en seguida quien era.

- Hijo si tienes algo de que hablar – escuche la voz severa de Carlisle

- No te preocupes – le dije – no es nada, en serio – ni yo me lo creía

- Sé que es difícil hablar de las cosas del corazón - me dijo – pero si necesitas ayuda o consejo, no dudes en consultar. Soy tu padre y te quiero, no me gusta verte así. Sé que es por esa chica Isabella, ¿verdad?

Era difícil mentirle a Esme, pero a Carlisle era imposible. Lo mire y asentí, sin muchas ganas

- Hijo, lo que sea, tu puedes con ello. Tienes que aprender a manejar tus emociones. Por favor, escúchame. Nada es tan serio que no tenga solución

- Lo sé… es que yo… estoy enamorado, lo siento – lo dije, pero me costó bastante. Una cosa era reconocerlo internamente y otra decirlo a viva voz.

Carlisle me miro con ternura infinita.

- Es una buena noticia, pero mala a la vez. Si piensas que es la mujer de tu vida, lucha por ella. Pero si estas sufriendo, quizás no sea la apropiada… Tú lo sabrás, yo no puedo mandar en tus sentimientos, pero considéralo… No me gusta verte sufrir.

Agradecí a Carlisle. El siempre me hacía sentir mejor.

Al día siguiente, luego de un mar infinito de preguntas de mis hermanos, me dispuse a ir al instituto.

Lo último que quería era toparme con Isabella o sus amigas, pero con mi suerte, en cuanto entre me tope con ellas.

Trate de pasar desapercibido, pero no lo logre. Un mar de murmullos me distrajo un poco, mientras unas chicas me miraban como si hubiesen visto a algún fantasma. No se creían que era yo, al parecer.

Mis ojos se toparon con los de Isabella, justo antes de pasar al salón de clases. Hubiese jurado ver un brillo de felicidad, pero se desvaneció al momento. Quizás eran solo ideas mías, al final.

Me tuve que poner al día en varias clases que habían avanzado, pero no fue mayor problema. Las matemáticas no fueron problema tampoco y di dos de los test que debía para completar mis notas. En solo un día quede al corriente con todo lo que tenia retrasado, y eso me enorgulleció de mi mismo. También recibí dos o tres recaditos con declaraciones de amor. No me lo creía. Lo que hacía un corte de cabello.

Casi al final del día, una chica de ojos azules me entregó una nota, y luego se fue, mientras me sonreía. Extrañado vi la nota y me temblaron las piernas. Era de Isabella.

"Necesitamos hablar" decía "espérame en la cafetería a la salida de clases, Bella"

No estaba seguro de asistir. Lo más probable es que me quisiera mandar al diablo en forma definitiva y no estaba preparado para eso. Los nervios me apretaron el estomago. No quería que terminaran las clases.

La hora de la salida llego demasiado pronto para mi gusto y con resignación, me dirigí a la cafetería. Estaba casi vacía. No vi a Isabella, y pensé que quizás se había arrepentido. Respire algo más tranquilo cuando un par de manos me taparon los ojos

El aroma de su piel era inconfundible. Aun antes de que hablara, yo ya sabía que era ella.

- Bella – musite, tomando una de sus manos

- ¿Sabías que era yo? – me dijo algo extrañada

- Si – le dije simplemente, sonriéndole levemente 

- Ven – me dijo tomándome de una mano

No sabía a dónde íbamos, pero me deje guiar. No me importaba si me llevaba a un matadero siempre y que fuera de su mano. Estaba peor de lo que yo mismo creía. Mis ojos veían su cuerpo, su cabello y esa falda mínima que mostraba sus bellas piernas. Los tres días de sufrimiento desaparecieron de golpe, como si no hubiesen existido.

De pronto me di cuenta de que estábamos en una de las alas alejadas del instituto, donde estaban las salas antiguas de los laboratorios. Ya casi nadie venia por estos lados, y me extraño. Iba a preguntar algo, cuando de pronto, Isabella me estampo en una pared y me beso.

Abrí los ojos con asombro, pero mi cuerpo reacciono en seguida, y la tome de la cintura, acercándola más a mí.

Ella lanzo un pequeño gemido y abrió su boca, introduciendo su suave lengua dentro de la mía. El calor me embargo por completo, y mis manos presionaron con fuerza, mientras el deseo me llenaba el cuerpo. Ella enredo sus manos en mi pelo y me beso con más furia. Le devolví el beso, ansioso. Ella puso algo de distancia entre nosotros, sin separar nuestras bocas. La vi abrir un poco su blusa, y mostrar la suave curva de sus senos. Dude, pero ella me quito las dudas.

Me tomo una de sus manos y la llevo a su pecho, haciendo que la tocara. Gemí en respuesta, mientras automáticamente mi otra mano también subía y me perdí entre sus pechos divinos. Sin pensarlo siquiera, baje mi boca hacia ellos y los bese con suavidad. El gemido que lanzo me animo y lamí con pasión, haciendo que ella se doblara hacia atrás, lo cual me excito aun más. Lamí uno y otro seno, enceguecido por su sabor. Quería más y mis manos se perdieron bajo su falda, tocando su ropa interior. Sentí que moriría cuando percibí que su entrepierna estaba húmeda. Me atreví y metí un dedo en su intimidad, ganándome una exclamación de sorpresa de parte de ella, pero no se veía disgustada. Toque su sexo, más húmedo de lo que creí y saque mi mano. En un movimiento que me asombro a mí mismo, me lleve el dedo a la boca y saboree su humedad. Cerré los ojos, extasiado. Ella me miraba con cara de éxtasis, al parecer le había gustado.

Volvió a besarme, pero esta vez salto sobre mí, pasando sus piernas sobre mis caderas, dejando su intimidad a la altura de mi erección. Sentí como se movía sobre mí, y creí que me volvería loco. La tome por las nalgas, apretándola y jadeando, sobrepasado por la situación. Ella bajo sus labios a mi cuello y dejo un camino de besos. Luego volvió a besar mis labios. Y finalmente se bajo, para mi decepción. La mire intrigado y me atreví a preguntar

- ¿De qué querías hablarme? 

- Solo quería que supieras que te extrañe –me dijo, arreglándose el cabello y riendo, seguro mi pregunta había sido estúpida

Me sorprendió. No me esperaba ese tipo de declaración.

- Ya no estás molesta – asegure

- No hablaremos de eso – dijo seria – Solo quería que supieras que te extrañe. Podemos vernos mas tarde si quieres

- Claro – dije en seguida. No podía creer que me hubiese extrañado

- Bien – te veré en tu casa… en la noche. Pasare por ti 

- Ok – le dije, algo contrariado

- Ah, y antes que lo olvide, esto es para ti – vi que me tendía un teléfono

- ¿Y esto...? -pregunte dudoso

- Para llamarte –me dijo coqueta- está atento, mi número está grabado en la memoria. Nos vemos cariño

Y me dejo allí, mientras se iba, moviendo sus caderas y dejándome más excitado que nunca. No me importo, finalmente, porque ella quería verme de nuevo. Eso era lo único importante, y mi corazón salto de felicidad. Todo se borro. Sus palabras cargadas de ira, sus golpes, todo. Lo único que veía era ella, sus labios y sus ojos. Podría haber saltado allí mismo, si no se viera ridículo. Tome el teléfono y lo bese, extasiado. El cielo me pareció más azul. Corrí hasta mi auto, feliz de irme a casa.

Cuando llegue a casa, todo mundo me quedo mirando como si estuviese loco. Debió notarse en seguida mi cambio de humor.

- Oye estas vivo de nuevo – me dijo Jasper, sonriendo

- Mira nada mas esa sonrisita boba – dijo Rose

- ¿Estás mejor hijo? – pregunto Esme

Les sonreí a todos, pero no les conteste. Corrí a mi habitación y me deje caer en la cama, con la felicidad saliéndome por los poros. No me lo creía. Podría seguir viendo a Isabella.

Unos golpes en la puerta interrumpieron mi gozo.

- Adelante – dije

Vi entrar a Jasper y sentarse en mi cama. Traía el rostro serio

- ¿Qué sucede? – le pregunte

- ¿Como se llama la chica con la que estas saliendo?

- ¿Por qué quieres saberlo? – pregunté, curioso

- Solo dime… ¿no será Isabella Swan verdad?

Lo mire confuso. ¿Es que Jasper conocía a Isabella? No entendí nada, pero sentí un frio recorrer la espalda.

- ¿Cómo lo sabes? – pregunte finalmente

- No Edward… no sabes en que lio te estás metiendo...- dijo tristemente

Lo mire confundido.

- ¿De qué me hablas Jasper… la conoces? – pregunte, ansioso

- Bueno, en Phoenix todo mundo la conoce…

- Phoenix….

Claro, sabia como todo el mundo que habían enviado a Isabella con su padre, ella se encargaba de recordarlo cada instante. Como castigo. Ella decía que no se llevaba con su madre y por eso se había venido. No conocía más detalles. Jasper estudiaba en Phoenix. Quizás la conocía de algún lado…

- Si- me contesto Jasper – yo la conozco – y más de lo que crees

- Pero ¿cómo?

Lo vi suspirar. Al parece no estaba muy convencido de contarme. Me puse tenso. Quizás no debería haber preguntado

- Yo estuve un tiempo con Isabella – dijo Jasper – ella y yo salimos un par de veces

Mire a Jasper sin creérmelo.

- Tu y ella… - pregunte torpemente – ¿es que fueron novios o algo así?

- No- dijo él, serio – Isabella no tiene novios. Solo hizo conmigo lo que con todos. Salimos un par de veces, se acostó conmigo y me boto. Gracias al cielo yo no me enamore de ella… pero creo que no puedo decir lo mismo de ti…

Sentí que el piso se movía y sin darme cuenta, el mareo se había convertido en nauseas, dejándome fuera de combate. Corrí al baño, vomitando todo lo que había comido. Esto tenía que ser alguna clase de broma.

Cuando me sentí mejor, salí a mi habitación y Jasper aun se encontraba ahí. Estaba triste y yo ni hablar. Pero él no lo sabía, y yo menos. Ninguno era culpable.

- Lo siento hermano… yo… debí decírtelo antes

- Está bien… no sabias… ni yo- le dije, triste

- ¿Qué harás…?-me dijo- es decir… no pensaras seguir con ella, ¿verdad?

Lo mire con odio. Se me subió toda la ira que tenía guardada

- ¡Bueno y eso que más te da, yo hago lo que quiero con mi vida! – le grite, furioso

- Pero Edward, abre los ojos… ella es así, hará lo mismo contigo y sufrirás… no quiero que sufras…

- ¡Es eso o quieres estar con ella de nuevo! – le grite enfurecido- ¿no será que tienes celos de que ahora este interesada en mi?

Jasper me miro y movió la cabeza con tristeza.

- Escúchame Edward – me dijo lentamente – ella es una mujer hermosa, pero no es mi tipo. Me siguió y hostigo hasta que consiguió interesarme, pero cuando tuvo lo que quiso me dejo. Y hace lo mismo con todos, tú no serás la excepción. Ella es una mala mujer, juega con los hombres. Los utiliza. No se enamora jamás, ella es lo que se llama una mala persona. Totalmente. No tiene corazón, dignidad, recuerdos ni nada. Solo actúa por instinto, y ese es el de coger y coger…

No alcancé a darme cuenta, cuando estaba sobre él, cegado por la ira, y le di un golpe seco en el rostro a mi hermano. A mi propio hermano. Él ni siquiera se defendió. Desde el suelo, se limpio el labio que sangraba y me dijo, con calma.

- No me digas que no te lo advertí – me dijo – ya estas empezando a actuar como idiota, y luego cuando andes llorando por los rincones no me busques. No tienes porque creerme a mí, mira – dijo buscando algo en su billetera- este es el numero de su hermano, se llama Emmett y es amigo mío. El te puede ayudar mejor que yo. Edward, no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Y luego de esto, salió de mi habitación dejándome desolado.

No. Ella no podía ser así. Ella es un ángel, uno quizás algo torcido, pero un ángel al fin. No podía permitir que hablaran mal de ella. Y quizás yo podría cambiarla, demostrarle que la amaba y ella podría llegar a amarme a mí. Yo tenía esperanza y fe. Yo no estaba ciego. Estaba enamorado.

..................................................................................

que les parecio el cap chikas..?

ya llegaron los hermanos de edward..! =)

que pasara ahora despues de su llegada???

al parecer bella y edward se reconciliaron..!

waoo increible que jasper tuviera algo con bella en el pasado, verdad???

el solo quiere ayudar a edward pero el no hace caso, pobre lo que le espera mas adelante le destruira el corazon..! =(

edward hablará con emmett para saber si lo que dijo jasper era cierto???

muy pronto lo sabran..!

espero que les haya gustado..!

saludos a todas..!

Capítulo 5: Agua turbia Capítulo 7: Mala hierba

 
14434880 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10752 usuarios