Pervirtiendo a Edward (+18)

Autor: mari584
Género: + 18
Fecha Creación: 19/06/2010
Fecha Actualización: 09/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 89
Comentarios: 256
Visitas: 335451
Capítulos: 34

"Bella es la chica linda de la escuela y también es malvada, pervertida y coqueta. Siempre tiene lo que desea. Es por eso que verá en Edward, un tímido y sencillo estudiante, la materia prima ideal para su hombre de ensueño. El problema es que necesita unos "pequeños toques" por lo que Bella sumergirá a Edward en un océano de lujuria, desenfreno y libertinaje, para obtener lo que desea de ese hombre… pero en el intento, las cosas pueden no resultar como esperaba… al final, puede haber terminado creando un monstruo…"

chicas nueva historia y un nuevo comienzo...! =D

esta historia no es mia es de Natalia alias nandir77, es una excelente historia de esta maravillosa autora, espero que sea de su completo agrado para todas uds...! =D

espero que les guste y me lo hagan saber mediante sus comentarios y votos...! =D

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Capítulo 4: Agridulce

Edward POV

Estuve dándole vueltas al papel que me entrego Isabella por dos días. No me atrevía a llamarla y me sudaban las manos de solo acercarme al teléfono. Mi madre lo noto y se acerco a hablarme.

- ¿Algún problema con el teléfono hijo? – me pregunto con una sonrisa en los labios

Me sentí pillado y me avergoncé. Maldito rubor, siempre me llegaba en el momento menos indicado.

- No- mentí de muy mala forma- solo esperaba… una llamada… quizás – dije luego, dudando en realidad que me llamarían.

- ¿Y tú piensas que si le haces guardia al teléfono te llamaran antes?

- No… mama, por favor-le suplique, ya bastante avergonzado

- Está bien… yo solo preguntaba… ¿es una chica verdad?

Mi madre y su perspicacia. No había como mentirle.

- Si – le dije, bajando la voz -pero por favor no le digas a papa… o comenzara con sus sermones…

- ¿Que no me digan qué? – se asomo mi padre

Maldición. En esta casa no existían los secretos.

- Bueno, creo que Edward tiene una cita – dijo mama, riendo- pero no se atreve a llamar o no se… quizás espera que lo llamen…

- Mama- le gruñí- ¿qué parte de no le digas es la que no te quedo clara?

- Hijo, tu padre era como tu- dijo mama- hasta que se decidió… quizás pueda aconsejarte.

Mi padre era un hombre especial. Quizás mama tuviera razón.

- Ven hijo, toma asiento- dijo Carlisle, haciéndole un guiño a Esme, mi madre.

- Por favor no lo avergüences – dijo ella

- Por supuesto que no…

Y comenzó a contarme la historia de ellos. Yo la conocía de antes, pero esta vez me conto algunos detalles que desconocía. Me dijo que antes el era muy tímido y reservado, no como ahora… y que mama era la chica popular. No me lo imagine así. También me conto que le costó muchísimo decidirse a hablar, pero cuando finalmente lo hizo, se gano el corazón de Esme. Se veía sencillo, solo que Esme no era Isabella… ella podía ser muy intimidante.

- Así que como vez, es cuestión de decisión- me dijo papa

- Bueno, gracias- le dije, poco convencido de que con Isabella fuera cuestión de decisión – Pero en serio, ella es diferente…

- Hijo, todas lo son- dijo papa con una sonrisa

Estábamos en ello cuando sonó el teléfono. De un salto gigantesco ya estaba al lado de él. Escuche como mama y papa reían, pero no les hice caso.

- Si – dije con voz algo temblorosa

Ella me pregunto si me acordaba de ella. Uf, por Dios si supiera cómo y de qué forma me había acordado de ella…

- Por supuesto – le dije, con algo más de confianza

Ella me dijo que quería hacerme una propuesta. Tragué en seco. Luego me pregunto si estaba libre esta noche… supongo que por cortesía, no había noche que yo no estuviese disponible, jamás salía de casa… no podía ni pensar en la posibilidad de salir con Isabella Swan… la Hermosa, la Perfecta, la Diosa…

- Si – le dije convencido. Y luego, tratando de tragarme mi vergüenza le propuse – ¿Quieres que pase por ti o…?

No dejo que pasara por ella y eso me decepciono. Pensaría que era muy poca cosa… o quizás se avergonzaba de mi… eso me puso triste. Pero cuando me pidió la dirección y luego me insinuó que avisara que llegaría tarde, el corazón se me disparo a mil por hora. No podía ni pensar en lo que me deparaba la noche pero quizás… podría ser mi primer beso? Se me agarroto el estomago de pura emoción.

Quedo en pasar por mí a las 9, y aunque mi idea de citas era que el hombre pasara por la chica, no estaba para convencionalismos. La vería a ella, a Isabella… la autora de todos mis deseos frustrados desde el día en que se rebajo a mirarme a mí… a tocarme a mi… a besarme a mi… todavía llevaba ese beso en la mejilla grabado a fuego en mi mente…

Luego de la llamada, todo fue un caos. Desordene mi habitación como nunca, y entre en desesperación por no encontrar que ponerme… No tenía nada digno de ella, algo apropiado… solo la misma ropa que utilizaba a diario, muy pasada de moda o muy formal… Mi madre vio mi desesperación y concurrió en mi ayuda. Me paso unos pantalones negros que habían sido de Jasper, mi hermano… quien por ahora se encontraba en la Universidad con Rosalie, mi otra hermana. Me los probé y me quedaban bien, aunque estaban algo pasados de moda. No me importo, pues al menos eran algo diferente. Ella se merecía el esfuerzo.

El otro problema se vino para buscar algo con que abrigarme. Por nada del mundo me pondría esos sweaters que de seguro ya estaban apolillados del uso… y me sentí morir una vez más. Esta vez fue papa quien vino en mi rescate, pasándome el saco de un traje nuevo que tenía guardado. Me quedaba un poco grande, pero se veía bien. Lo abrace de felicidad.

Corrí al baño, me bañe y arregle en tiempo record, me peine con dedicación, arreglando cada hebra de mi cabello… me perfume, me mire mil veces… me puse bien los anteojos, sin los cuales no veía a dos metros… y me senté a esperar.

Hubiese querido tenerle algún presente, una flor o no se… pero no me había dado el tiempo, preocupado por arreglarme y todo eso…

Pronto sentí un vehículo en las afueras de mi casa y el claxon sonando. Me congele por un momento, sobrepasado por la emoción y no podía moverme de mi asiento.

- Hijo creo que te buscan… no creo que le guste esperar – me dijo.

Entonces recordé su recomendación y salí como resorte hacia la puerta. Respire hondo y me encomendé al cielo. Le dije a mama que no me esperara despierta y ella me lanzo una mirada divertida. Era la primera vez que salía con una chica, así es que supongo que todo valía.

Camine hacia su coche, el cual era espectacular como ella. No sabía mucho de marcas o autos, pero creí distinguir que era un volvo. Me acerque y le golpee la ventanilla con timidez.

Ella me hizo pasar y cuando me senté observe que mama me despedía… le dije adiós con la mano, esperando que se metiera a la casa de una vez… por Dios, ni que fuera un bebe.

Salimos de mi casa y no pude despegar mis ojos de ella. Se veía espectacular, como siempre. Mis ojos casi se salían de las orbitas al ver esas piernas enfundadas en cuero, ese top mínimo que parecía querer reventarse por la presión de sus pechos encerrados… me dio algo de calor, no lo pude evitar

- ¿Te gusta lo que ves cariño? – me dijo ella, sobresaltándome.

Me habían pillado fisgoneando. Que diría Esme si se enterara.

- S- si- le conteste, nervioso.

- Tranquilo amor… vamos a un sitio tranquilo que hay por acá y te diré lo que quiero de ti ¿ok?

Solo asentí, para no abrir de nuevo mi torpe boca. Me habían pillado mirando y aun así, la mirada se me iba hacia su escote. Esta mujer era de infarto… ¿es que no se daba cuenta lo que causaba?

Ella siguió conduciendo y vi que se aproximaba a un parque cercano…. ¿Es que no iríamos a cenar o algo? El pulso se me disparo y creo que empecé hiperventilar de pura emoción… podría ser el día, de mi primer beso… por favor Dios, escucha mis plegarias.

- Tranquilo cariño, no muerdo – me dijo.

Claro, debía parecer un atado de nervios a estas alturas. Me golpee mentalmente y me acomode mejor en el asiento, para tratar de calmarme. Con todo el aplomo del que fui capaz le dije:

- Está bien entonces, ¿qué es lo que hablaremos?

Ella me quedo mirando con esos ojos chocolate hipnotizantes… seguro se me caía la baba en este momento. La vi sonreír levemente.

- Tienes unos ojos preciosos ¿sabes? – me dijo de pronto

Me quede de una pieza, y para no ser menos alabe sus ojos también. Los míos no eran nada de especiales, pero los de ella… esa mirada, esa forma de observar… pero a pesar de lo que dije, no la volví a mirar. Seguro me había ruborizado y eso era demasiado vergonzoso.

Ella me dijo que iría al grano y busco un cigarrillo. Me ofreció a mí también, pero yo no fumaba. No me gusto que ella lo hiciera, pues podía hacerse daño. Pero no me sentí con la autoridad de decirlo.

- Está bien – me dijo encendiendo su cigarrillo- siempre he sido directa y te diré las cosas sin rodeos… me gustas, y quisiera que tuviéramos la oportunidad de pasarlo bien tu y yo… ya sabes… una relación sin compromisos…

Me quede helado y seguro que mis ojos me delataban… era demasiada información de golpe… ¿yo le gustaba… a ella? ¿Dijo relación…? ¿Pasarlo bien… se refería a…? Esperen… ¿qué significa eso de sin compromisos? Creí que me daría algo por la manera que mi corazón galopaba. Pero ella siguió hablando.

- Pero tengo algunos reparos que poner- me dijo – me gustaría que cambiaras un poco tu look… tu ropa… y ver la opción de que no utilizarás esos feos lentes…

Esperen un momento… yo le gustaba o no… porque quería cambiarme a mi… es que no le gustaba mi ropa… o bien era yo… no entendí mucho, así que me atreví a hablar.

- Que tiene de malo mi ropa – dije yo, decididamente nervioso- no te gusta nada de mi entonces…

Comprendí el significado de mis propias palabras y me dio algo así como un ataque de ansiedad. Quizás yo estaba malinterpretando todo y no era lo que yo pensaba… estúpido Edward tú y tu mente revuelta… probablemente ni le gustaba como hombre… bueno, y a quien le iba a gustar yo también, si no era más que un ….

- No cariño, no me malinterpretes. Tu eres un chico muy guapo, o no estaría hablando contigo… es que me gustaría que te sacaras mas partido…

Respire un poco mas aliviado. Me encontraba guapo. Me volvió el alma al cuerpo. Lo que quería era que cambiase mi atuendo… bien, yo también estaba de acuerdo pero… ¿como lo haría?

- Pero de donde voy a sacar todas esas cosas… no tengo dinero como para eso…

Y era verdad… yo entendía que ella quisiera a alguien más apuesto a su lado, pero no sabía cómo conseguiría eso… quizás si utilizaba el fondo de mi universidad… y no sé, quizás un cirujano plástico…

- Ahí es donde entro yo… yo pagare todo eso…

- ¡No!-le grite claramente ofendido – jamás recibiría dinero de una mujer…

Y era verdad. No estaba criado de esa forma.

- Cariño… es la única manera de que estés conmigo, si no simplemente olvídalo.

- No me gusta ser un mantenido- gruñí - nunca lo he sido ni lo seré… es el hombre el que trabaja y paga… las chicas no lo hacen…

No me estaba gustando lo que decía…. ¿Ella pensaría que yo era algún tipo de aprovechado? Jamás haría algo así, menos viniendo de una chica. Para eso era yo el hombre, y si Isabella quería un hombre mejor vestido más decente, tendría que hacer el esfuerzo… aunque me costase la misma universidad. Entonces ella hablo.

- Bueno… si es así como, lo pones, tendré que mostrarte lo que arriesgas al decir que no…

No me alcance a dar cuenta cuando ella se había pasado a mi asiento y se sentó sobre mí. Esto tenía que ser alguna clase de broma… una chica así no haría eso conmigo… ¿o sí? Se acerco a mí y sentí su perfume, lo que me causó una tremenda revolución hormonal. Jamás una chica había estado así de cerca de mí…

- Toma esto como una muestra – me dijo al oído- si aceptas mi propuesta, todo esto será tuyo… te lo garantizo…

No alcance a analizar sus palabras. Porque ella, esa Diosa, se estaba acercando a mí, con esos labios de coral con los que había soñado por dos noches seguidas… y entonces, me beso.

Me quede estático, no lo podía creer. Esa dulce boca estaba sobre la mía y esto era mi sueño hecho realidad. Entonces mis labios adquirieron vida propia y le devolví el beso con todo lo que llevaba dentro… y sentí como la electricidad se colaba por mis huesos, haciéndome sentir cosas que jamás creí. Esto era el cielo. El deseo me embargo y la bese con furia, lleno de pasión y vi que ella me respondía. Sentí como la erección se empezaba a hacer presente, pues su sexo tibio estaba exactamente sobre el mío, y la sensación era de otro planeta. Ella sintió eso al parecer y lanzo un gemido ahogado dentro de mi boca, lo que casi causa que tuviese un orgasmo allí mismo…

Pero ella era mucho más audaz que yo, y la vi buscar mis manos, y llevársela a sus pechos. Esto era un sueño del cual no quería despertar. Los apreté suavemente, no quería causarle daño, y su piel estaba ardiendo. Sentí también la dureza de sus pezones a través de la tela y eso me puso aun más duro si fuese posible. Me beso con más profundidad y ya no fui muy amable. La apreté con pasión. Ella me quito los anteojos y vi todo borroso, pero ya veía igual antes de que me los quitara así que no me importo. Enredo sus manos en mi cabello, causándome la mejor sensación del mundo. Todo lo que me hacia me causaba placer. Era increíble. Ella se movía suavemente sobre mi sexo, causando que casi me ahogara de puro éxtasis.

Comencé a temblar, lo cual a estas alturas era ya inevitable. Ella era la primera en todo, y nunca pensé que sería tan celestial. Mi cuerpo parecía querer estallar, y seguía temblando, embargado de nuevas sensaciones. Y entonces, se me escurrió su nombre entre los labios.

- Isabella – le dije – Isabella, Isabella…

- Dime Bella –me dijo con voz temblorosa

No lo pensé dos veces, yo diría y haría lo que ella me pidiese en ese momento.

- Bella- dije- Bella… y entonces, me decidí a dar un paso. No sabía que pasaría, pero me arriesgue de todos modos. Deseaba hacerlo, y baje mis manos hasta su trasero… y lo apreté, atrayéndola más a mi sexo. Sentí que moría dos veces…

- Cariño, me tienes muy mojada- me dijo y creí que mi sexo explotaría. Escuchar esas palabras de los labios de Bella era lo más malditamente sexy que había escuchado en mi miserable vida.

Me volvió a besar, mientras yo seguía temblando, volvió a desordenar mi cabello y con un pequeño suspiro, se bajo de mí y se paso a su asiento. No es que esperara algo más, pero demonios, porque se iba justo en ese momento… había sido mi primer beso…

- Eso es solo una pequeña muestra cariño… me dijo- si aceptas mi oferta, seré tuya completamente… y no deberemos parar.

Sentí como se me iba el aire de los pulmones y me sentí un poco utilizado por un momento. Ella estaba jugando muy bien sus cartas. De esta manera, sería incapaz de decirle que no a nada que me pidiese. Trate de pensar un poco, ordenándome y volviéndome a poner los lentes. Peine un poco mi pelo, y sentí como mi erección se comenzaba a hacer molesta. Me avergoncé, pero no podía hacer nada. Finalmente decidí poner mis manos sobre ella y suspire.

- ¿Y qué me dices? –me pregunto mientras buscaba algo en su bolso

- Si – le conteste – lo que tú desees.

Y era la pura verdad. Ahí me di cuenta de que no sería capaz de negarme a algo que ese ángel o demonio, no sabía en ese momento, me pidiera. Ella era el alfa y el omega, el negro y el blanco… mi cielo y mi infierno. Lo supe en ese momento y aun así, me arriesgue. Intuí que de esto no podía salir nada bueno.

Ella sonrió, se sentía victoriosa. Y lo era. Me dijo que empezaríamos al momento y fuimos a una tienda que ella conocía, al parecer en Seattle. Al parecer, ella tenía algunas influencias. No me extrañaba, su padre era bastante adinerado.

Viajamos en silencio. Me hubiese gustado decirle sobre mis sentimientos, sobre lo que pensaba o esperaba, pero tampoco era tan idiota. A ella no le importaría eso. Ella quería un juguete nuevo y yo me había entregado en bandeja. De todas maneras, era un gran privilegio. Era mejor ser juguete de Bella que no ser nada en absoluto. Sonreí tristemente.

Cuando llegamos a la tienda, ella comenzó a comprar miles de cosas sin consultarme. No me importaba en realidad, yo me pondría lo que ella me diese. Me probé algunas cosas y me alegre un poco de saber que ella le acertó exactamente a mi talla. Me compro zapatos, ropa, toda muy exclusiva y de diseñador. No quise ni preguntar el costo de la inversión. Si me daba la oportunidad, le devolvería hasta el último centavo. Eso era mi promesa personal. También me compro un reloj, que me vio admirando. Le sonreí por el detalle.

Nos fuimos de vuelta a casa sin hablar de nuevo. Yo la mire en varias ocasiones, internamente desesperado por poder al menos besarla una vez más. Esto no podía ser tan frio, suponía.

Cuando llegamos, ella detuvo el automóvil y se giro para hablarme.

- Cariño, ya que aceptaste esto tienes que saber unas reglas. Primero, mientras estés conmigo no puedes ver a nadie más, solo a mí. Segundo, harás lo que yo diga, ni más ni menos… no me gusta que tomes la iniciativa. Tercero, me obedecerás en lo que te pida aunque parezca retorcido y cuarta y última… no abras tu linda boca, esto queda solo entre nosotros o se acaba el trato. ¿Está claro? Si sigues estas sencillas reglas, te prometo que podrás estar conmigo… como desees.

- Está bien – le respondí – lo que tu digas

No me esperaba algo distinto, por supuesto. Reglas. Lo que puedes y no hacer, lo que puedes y no tomar. Solo ella. No hablar con nadie. Al final no me parecía un precio tan alto, si podía estar en su compañía. Pero aun así, mi corazón estaba triste y la amargura me llenaba el alma. Nada podía ser tan perfecto.

- Muy bien cariño-me dijo- puedes bajar, mañana te quiero ver por la tarde, debemos ir al salón de belleza y veremos lo que hacemos con esos lentes tuyos…

Yo acepte. No me importaba nada. No me importaba si quería vestirme de payaso o hacerme bailar en la punta de un alfiler. Yo era suyo. Estaba perdido y lo sentía en mi corazón. Pero no me podía ir así… ella debía darme algo, aunque fueses un poco… así que lo intente. ¿Qué podía perder?

Le pregunte si le podía pedir algo más. Ella acepto, aunque vi el desagrado en su hermoso rostro. No me importo, de todas formas lo pedí.

- ¿Me podrías dar… otro beso?

Ella no me respondió, pero pude ver como cerraba sus hermosos ojos y se acercaba a mí. Lo había aceptado. Me estaba dejando besarla. Quizás no todo estaba perdido… quizás, aun podía tener una mínima esperanza…

Me acerque a ella con decisión y la bese, tratando de entregar en ese beso, todo lo que llevaba por dentro. Toda la adoración que sentía por ella. Fue un beso lento y hermoso. Pase mi lengua por su labio, para llevarme el recuerdo de su suave textura. Con eso podía vivir hasta volver a verla. Suspire cerca de su boca.

- Nos vemos mañana –le dije, sonriéndole.

- Si cariño, mañana- me contesto

Me baje del automóvil y trate de no volver a mirarla. Si lo hacía, temía que no la dejaría escapar jamás. Y no podía osar a tanto, no. Yo era su juguete nuevo, su mascota. Solo esperaba que no se aburriera tan pronto de su nueva adquisición. Me sentía feliz y triste a la vez. No sabía muy bien porque de pronto mi apacible vida se había vuelto de cabeza. Mi corazón latía, pero ahora tenía otro sentido. Latía por ella. Y no pude dejar de sentirme miserable por que la emoción no era compartida. Lo aceptaba. Aun así lo aceptaba. Lo que fuese con tal de ver feliz a mi ángel-demonio. A mi delicioso postre agridulce. Bella….

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que tal el cap?? les gusto??? a quien no verdad jejejeje

ahhhhhhhhhhhhh tan lindo edward es un amor =)

que creen q pasara???

haganmelo saber en sus comentarios..!

saludos a todas..!

Capítulo 3: Reglas y lecciones Capítulo 5: Agua turbia

 
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