17 años después

Nessie POV.

- Mamá ya nos vamos al instituto – grité desde el primer piso. Mamá bajo corriendo las escaleras, aunque la pancita que tenía no le permitiese hacer mayor cosa – mami, ya te hemos dicho que no tienes que hacer tantas cosas, y entre esas están bajar de ese modo las escaleras.

- Rennesme Black, ¿cuántas veces tengo que decirte que, aunque este embarazada no estoy discapacitada? – con su cara aun seria, media furiosa y con su rostro todavía joven, se veía tierna, no pude hacer más que reírme.

- Muchas veces mami- dije entre risas. En ese momento llegó mi hermano.

- Adivino, le dijiste que no tiene que hacer muchas cosas y te dijo que ella no está discapacitada – asentí temiendo a que la voz no me saliese demasiado bien, empecé a reírme otra vez por las ocurrencias que sólo a mama le pasaba.

- No se rían – ay no... eso era malo.

De un momento a otro nos encontrábamos abrazados a mamá tratando de consolarla, pues se había puesto muy llorona.

- No llores mami, perdónanos, porfa – dije en un susurro.

- Ay chicos yo tengo que decirles lo siento, estoy muy hormonal – se empezó a secar las lágrimas con una sonrisa y se fue a la cocina – ya tengo sus almuerzos preparados.

La empezamos a seguir, nos dio el almuerzo y lo pusimos inmediatamente en nuestras mochilas.

- Recuerden comerse todo.

- Si, mamá – respondimos al unísono, un poco cansados de siempre lo mismo – ya nos vamos.

- ¿Tony? – dijo mamá. Este la regreso a ver desde el umbral de la puerta, e inmediatamente mamá le arrojo unas llaves de auto – Es para ti, Jake lo compro para que puedas tener más privacidad.

- Gracias mamá- regresó para darle un beso y abrazarla un poco ya que su pancita se lo impedía – Te quiero – susurro.

- Nessie también tengo algo para ti – regresó a la cocina y me lanzó otras llaves – es una moto. – hice lo mismo que hizo Tony y no fuimos rumbo al garaje donde nos encontramos con mi moto, una BMW K1200S, y Tony con su auto, un volvo c70 convertible. Nos fuimos directo al instituto.

En todo este tiempo que llevábamos viviendo en Forks, y desde que tenemos memoria, Bella, nuestra mamá siempre nos ha estado protegiendo, y mimando, pero sobre todo nunca nos mintió. Aun más, cuando teníamos como siete años y le preguntamos acerca de porque éramos tan diferentes a nuestro padre.

Flash Back

- ¿Mami? – dijo mi hermano Anthony, estábamos todos reunidos en la mesa, cenando.

- ¿Si nene?

- ¿Por qué somos tan diferentes de mi papi? – todos inmediatamente dejamos de comer, para centrar la atención en Tony. Mami inmediatamente miro a papá, él asintió y mi mami empezó a hablar.

- Porque...bebe... Jake no es tu papi, tu papi es otra persona...mmm...es...es un vampiro – nos empezamos a reír por las ocurrencias de mamá, pero enseguida supimos que no estaba bromeando.

- ¿Cómo es eso mami? - pregunté

- Recuerdan que papi se convierte en un lobo – asentimos sin hablar – bueno, su verdadero padre era un vampiro, sucedió algo y se fue, nunca más volvió, pero antes de eso la cigüeña me dio una pastillita para que ustedes crecieran dentro de mí, y así fue, pero él se fue sin saber que existían. – sus ojos estaban aguados, estaba por llorar, pero nos miró y se recompuso.

- ¿Por eso es por lo que yo puedo saber lo que piensan menos a ti? – preguntó Tony.

- Si, amor, es por eso.

- ¿Y es por eso por lo que yo puedo poner imágenes en su cabecita con sólo tocarlos?

- Si, nena, es por eso.

Fin del flash Back

Desde ese día teníamos una relación especial con Jake y con mamá. Poco a poco empezamos a tener más control de nuestros "dones" , después cuando teníamos como doce se empezaron a desarrollar nuestros sentidos, y en cuanto a mí, me esforcé tanto que podía también con sólo tocar a las personas saber que piensan.

Mamá nos había hablado sobre la sed de sangre, pero nosotros nunca sentimos esa necesidad, es más, la encontrábamos repugnante, eso habíamos sacado de mamá.

Jacob era un padre para nosotros, siempre ha estado a nuestro lado, es muy lindo, y hace mucho tiempo no se convertía más en lobo salvo en las ocasiones que demanda Sam, el macho alfa de la manada.

De nuestro padre no supimos más que su nombre Edward Cullen, y como era su familia, Tony y yo no podíamos dejar de odiarlo, por lo que tanto hizo sufrir a mamá.

Habíamos llegado al instituto, y las clases pronto comenzaban así que nos dirigimos cada uno a su clase, hasta la hora de receso, sentía que algo no estaba bien, algo iba a pasar ahora y no sabía que era.

Me dirigí donde estaban todas mis amigas, las porristas, obviamente mi mamá no le había gustado la idea, pero le dije que era mi decisión, y ella aun dudosa acepto. También fue así cuando Tony se unió al equipo de fútbol.

De pronto las puertas de la cafetería se abrieron dejando entrar a una rubia despampanante de la mano con un chico grande y fuerte, sin dejar de ser bello; los siguieron otra pareja, una chica pequeña parecía un duende en comparación al chico que la acompañaba, un rubio que parecía estar incomodo, y por último seguidos de... de Edward de la mano de una rubia, no tan bonita como la primera, pero igualmente.

Todos en la cafetería los miraban pasar, yo mientras tanto traté de enfocar a mi hermano, estaba con sus amigos, y me estaba mirando, veía preocupación en su mirada, sabíamos lo que teníamos que hacer.

Me levante de la mesa, junto con Tony para poder irnos, sabíamos que si estábamos juntos nada nos podía pasar, enganchamos nuestros meñiques y salimos de la cafetería.

De repente, Tony se quedó quieto, no sabía si era porque sabía que alguien nos seguía o por otra cosa.

- Tony, ¿qué pasa? – susurré.

- Esta aquí, nos vio, puedo leer su mente, nos va a seguir – mi hermano habló muy bajo, sabíamos que si hablábamos más alto nos podían oír.