DEFINIENDO EL ARTE

Autor: cary0605
Género: Romance
Fecha Creación: 05/04/2014
Fecha Actualización: 02/05/2014
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 4
Visitas: 2662
Capítulos: 3

Bella a sus veinte años tiene muchos problemas, la universidad, su herencia, sus traumas y sobretodo "las alucinaciones". Ella ha estado viendo al fantasma de Edward desde hace tiempo, él se niega a creer que está muerto y exige que ella le ayude a encontrar su cuerpo para demostrarlo, a cambio, él le ayudará con sus problemas, después de todo ser un fantasma tiene sus ventajas.

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Capítulo 2: EL ARTE ES MI PROTECCIÓN

Aviso: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Stephanie Meyer, solo la trama es mía, . Si eres menor de edad lees bajo tu responsabilidad, este fic puede contener lenguaje y situaciones adultas, ya saben, la que avisa no traiciona.

**Gracias a mi beta Jime Cullen Salvatore por betear este capítulo (Betas FFTH)


Capitulo 1: El arte es mi protección.

-¿Estas nerviosa?- preguntó mi tío mientras ojeaba su periódico.

-Si vas a conversar con nosotras Aro, ten la educación de mirarnos a la cara y no a unas hojas de diario- mi tía Rachel me guiño un ojo a través de la mesa del desayuno.

-A veces eres un poco exasperante cuanto te levantas con migraña querida- aunque esta vez el que parecía tener migraña era él, antes de que ambos empezarán a discutir sobre quien estaba más gruñón hoy, los interrumpí.

-No sé que sentir, mi cerebro esta atrofiado.- era una respuesta sincera, no sabía que sentir, solo una mezcla de ansiedad, nerviosismo, emoción y el siempre constante miedo.

-Estarás bien- tía Rachel poso su mano sobre el fino mantel blanco de lino esperando a que yo la tomara como cuando era pequeña y necesitaba consuelo y refugio- Todos los jóvenes se sienten así su primer día de clases, estoy segura que yo temblaba mientras escuchaba a mis profesores.

-¿Y qué hiciste?

-Seguí temblando el resto de la clase, el segundo día fue menos, y el tercero fue un día normal.- Sus manos estaban tibias en contraste con los anillos que usaba, el oro y plata se sentían fríos en mi piel como si no me dejaran recibir totalmente su consuelo, odiaba sus anillos, mi mamá no usaba tantos, o eso es lo que recordaba.

-Quizás la doctora Fray tenga razón, puedes tomarte otro año, si quieres…- el clásico discurso de mi tío era citar a la doctora Fray, su palabra era ley en mi vida desde que tenía uso de razón, ella había dicho que yo no estaba apta para ir a la escuela con los demás niños y mucho menos apta para ir a la secundaria, como consecuencia siempre había recibido educación en casa.

-Si Bella quiere empezar a ir a clases, lo hará.

-Gracias tía Rach.

-Solo estaba diciendo que si Bella no estaba segura con esto, no tiene que sentirse obligada a hacerlo- suspiró demostrando que estaba cansado de volver siempre al mismo tema, a veces creía que mi tío no quería que saliera al mundo, sino que deseaba que viviera encerrada en mi estudio pintando cuadro tras cuadro, fotografiando las mismas cosas de la mansión o las mismas rosas del jardín o en el mejor de los casos haciendo retratos en los hoteles que nos pertenecían.

Una burbuja.

En realidad, una burbuja dorada y lujosa, pero burbuja después de todo.

-¿Más jugo?- preguntó Marge con la jarra en la mano, sonriendo negué, hablando de burbujas herméticas, Marge era mi carcelera, o también conocida como la ama de llaves, ni en mis pensamientos me abandonaba.

Tía Rachel me miró frunciendo el ceño, antes de que empezará a replicar sobre la alimentación y de cómo el desayuno era la comida más importante del día, hice el mayor ruido posible al morder mi tostada, ella era muy predecible, así que sabía que esto la aplacaría.

-Algunas cosas no se solucionan mordiendo las tostadas- quizás no tan predecible.- Por cierto no es que quiera ser una aguafiestas, ¿pero es necesario que vayas vestida como si hubieras pasado debajo de un arcoíris?

Sabía que ella bromeaba, pero para mí no era broma.

-Sí- contesté muy segura de mi misma, todos podían intervenir en cualquier ámbito de mi vida, menos en mi vestimenta- Es la secundaria, puedo ir vestida como yo quiera, no es que fuera a ir a una oficina usando esos trajes aburridos y oscuros.

-Ja-Ja- dijo el tío Aro sarcásticamente, pero solo bromeaba ya que se acomodaba exageradamente la corbata de color que destacaba sobre su traje negro, por supuesto que la corbata roja era un regalo mío, si por él fuera, vestiría totalmente de negro las veinticuatro horas del día.-Si dependiera de mi vestirías como una señorita, hay varios trajes que te quedarían perfectos incluso para tu edad, cuando tomes mi lugar te encantaran estos trajes.

Acompaño sus palabras con un gesto de manos abarcándose a sí mismo.

Marge y las demás mucamas que estaban en fila a un lado de la habitación contuvieron el aliento hasta que tía Rachel y yo estallamos en carcajadas.

-¿Bella usando un traje?- consiguió decir mi tía entre jadeos y respiraciones cortadas por la risa.

-¡Simplemente ugh!- me estremecí aun riendo- Golpe bajo tío, muy bajo, tan solo imaginarme usando algo de un solo color… no… Además mis padres se aseguraron de que tú te encargaras de los hoteles ehicieras el trabajo por mí, así que aguántate y sigue usando esos trajes aburridos.

-Niña insolente- bufó él tomando un trago de café- Cuando tengas que usar algo totalmente negro o blanco, me reiré, juro que me reiré.

Eso volvió a causar más risas entre nosotras, las demás empleadas también reían, incluso pude ver que Marge sonreía un poco.

-Menos risas, y más trabajo- dijo con tono serio.

A veces mi tío era muy déspota con las empleadas, no me gustaba pero tampoco es pudiera decir nada, lo más seguro es que ellas me dirían que no les importaba, y mi tío se excusaría encogiéndose de hombros con una sola frase "Se les paga bien"

-Vamos niña, si no dejas de mirar esa manzana llegaremos tarde- dejo el periódico a un lado de la mesa y se puso en pie esperándome.

-Félix puede llevarme- me encogí de hombros llevándole la contraria, no es que yo tuviera decisión sobre los choferes de la casa, pero tía Rachel sí.

-Yo puedo llevarla- mi tía me siguió el juego.

Mirando al cielo exasperado suspiró mirándonos- Ustedes son peligrosas juntas.

-Por supuesto querido, las mujeres unidas jamás serán vencidas.

Mi tío negó la cabeza entre divertido y frustrado, con él era difícil saberlo.

-Que tengas un buen inicio de clases Bella- dijo él dejando una caricia en mi cabello y se despidió de mi tía con un beso rápido.

Ella estiro su cuello aun sentada tratando de ver por las ventanas, una de las mucamas corrió a abrir aun mas las largas cortinas, ambas vimos como el mercedes negro desaparecía a través del camino de gravilla, con un gesto despidió a todos los empleados quedándonos solas en el comedor.

-Bien, ahora que el ogro se ha ido, ¿estás segura que quieres ir?- pregunto mirándome fijamente, ella estaba preocupada- Se sincera conmigo, yo siempre te apoyare aun en contra de los deseos de tu tío, lo sabes, ¿Cierto?

Desde que era muy pequeña los doctores habían asegurado que debería haber estado en algún sanatorio mental para menores de edad, pero ella se había negado insistiendo en qué una terapia en casa y en familia sería lo mejor para mí, peleo por mí y había ganado, es por eso que no me ofendía su preocupación.

-Quiero hacerlo tía- volví a tomar su mano- De verdad.

Ella permaneció en silencio estudiando mi mirada hasta que asintió.

-Entonces yo te llevaré, el idiota de Félix solo te botará en la entrada- chasqueo la lengua haciendo una mueca- Es tu primer día de escuela, y Renée me mataría si te envió con el chofer.

Que nombrará a mamá me calentó el corazón, ella siempre me contaba historias de cuando eran niñas y Renée la trataba como su muñeca personal, o su frase típica "Renée me mataría si…"

-¿Por qué crees que no puedo recordarla?- ya no lloraba su ausencia, sino que me molestaba no tener recuerdos de su rostro, solo recordaba pequeños detalles sin importancia, incluso tenía recuerdos difusos de Charlie jugando conmigo, eran borrosos, pero atesorados.

-Tenías tres años Bella.

-Casi cuatro- argumenté enojada- Debería por lo menos…

-Hey tranquila- se paró y camino alrededor de la mesa para tomar lugar en la silla de al lado- Quizás cuando estés lista podrás recordarla, ahora todavía eres muy pequeña.

-No soy pequeña, quince no es un número pequeño- ella siempre me veía como una niña, sí la dejara, ella insistiría en peinarme coletas como mamá lo hacía con ella.

-Vamos niña grande- se burló- Es tu primer día y llegarás tarde y luego tu tío estará horas diciendo que debiste ir con él.

Asintiendo rápidamente corrí a mi habitación en busca de mis cosas, pero Marge ya venía bajando las escaleras con mi mochila en su mano.

-Suerte mi niña- dijo acariciando levemente mi mejilla, algo raro en ella- Haz muchos amigos.

-Gracias- le sonreí emocionada, ¿Qué tan mala podía ser la escuela?

o-o-o-o-o-o-o

La secundaria era horrible, ¿Por qué todos querían ir? Debería haberlo pensado bien antes de decidir ir, había estado sola todo el día, la mayoría mirando mi ropa colorida y soltando risitas.

Y los profesores no habían ayudado presentándome en cada clase que entraba anunciando que siempre había estudiado en casa, solo les faltaba decir que me faltaba un tornillo.

Fue casi como escuchar un coro de ángeles cuando escuche el timbre que anunciaba la salida, casi corrí recogiendo mis cuadernos provocando que se cayeran estrepitosamente al piso.

Más risitas que se sumaban a mi día.

-No les hagas caso- dijo una chica ayudándome a recoger mi desastre- No tiene nada mejor que hacer en la vida que criticar a los demás.

-Gracias- dije sinceramente tomando mi último bolígrafo, ella me sonrió.

-Soy Vanesa.- me tindío unas hojas.

-Bella.- sonreí con ganas, quizás ella podría ser la primera amiga que tendría.

Ya no quedaba nadie en el salón cuando salimos, al parecer no era la única que pedía a gritos la salida.

Cuando llegamos a fuera pude ver que mi tía estaba apoyada en su descapotable rojo mirando a todos lados, sus gafas de sol en una mano y luciendo sumamente nerviosa.

-¿Es tu mamá?- preguntó mirándonos a ambas mientras seguro se daba cuenta de las diferencias, ella lucía totalmente elegante, su postura, su ropa, incluso con sus gafas oscuras parecía una celebridad y yo… bueno, era una chica decente y colorida, debería haberle hecho caso y ponerme unos jeans y una camiseta común.

-No, ella es mi tía- suspire levantando una mano para que tía Rachel me viera, ella al instante me vio y me sonrío acercándose mientras se sacaba . -Lo más seguro es que quiera saludarte.

-Claro.

-Bella- mi tía me abrazo efusivamente, menos mal que ya casi no quedaba nadie de mi salón o si no tendrían algo más de que reírse hoy.

Carraspeando intente liberarme- Hola tía, ella es Vanesa.

-Mucho gusto Vanesa…- dijo esperando, ¿Quería que le dijera su nombre completo?

-Vanesa Cullen- ella incluso le dio la mano.

-Sabía que esos ojos verdes me eran conocidos- le sonrió- ¿Cómo esta Carlisle?

-¿Conoces a su padre?- le pregunte sorprendida, una no puede hacer amigas cuando tu tía detective ya estaba sobre ellas.

-Claro que sí, él trabajaba para tu tío hace unos años- dijo pasando un brazo por sobre mis hombros- Pero perdimos contacto, ¿Y tú hermano?

-Edward está intentando ser un abogado como papá, pero su novia- hizo una mueca- es una pesada, por poco y no logra pasar de año.

Tía Rachel hizo cuenta con sus dedos, subiendo y bajándolos, me reí por las muecas que hacía y Vanesa sonrió también, quizás mi tía no la estaba asustando.

-Solo tiene diecinueve años- concluyo por fin- Es lógico que solo piense con la otra cabeza.

-¡Tía!- estaba escandalizada, no conocía esta faceta bromista, pero ella solo me guiño el ojo.- Deberíamos irnos.

-¿Quieres que te llevemos Vanesa?

-En teoría mi hermano debería venir a buscarme, se enfadará si no me encuentra- ella parecía querer venir con nosotras.

-¿Segura?- le pregunte.

-Sí, lo esperare un poco más, y luego lo acusare con papá- eso me hizo reír, preguntándome como sería de divertido tener hermanos.

-No dejes que se salga con la suya querida- mi tía le apretó su mejilla, en serio, le apretó su mejilla, aunque intentara parecer joven, a veces le salía los cuarenta a la luz.

-No señora- Vanesa me miro sorprendida por el cambio de actitud de tía súper genial a tía aprieta mejillas.

-Nos vemos mañana- me despedí sintiendo que mi tía tenía razón, el primer día era el peor, el segundo también, pero quizás el tercero no lo sería tanto.

-Adiós- agito su mano repetidas veces.

Mi tía no tardo mucho en comenzar su interrogatorio.

-Fue horrible- esa era la respuesta para todo.

-¿Incluso Vanesa?- pregunto escépticamente, me sentía rara escuchando ese tono defensivo hacia otra persona que no fuera yo, quizás un poco celosa.

-Ella estuvo bien- me encogí de hombros, pero no podía negar que tenía esperanzas de que seamos amigas.

-Sé de algo que podría alegrarte- dijo cuando nos detuvimos en un semáforo- Está en la gaveta

Rápidamente la abrí para encontrar una pequeña caja envuelta en colores chillones, desgarre el papel ansioso por ver que era.

-¡Feliz primer día de clase!- dijo cuando termine de rasgar el papel- Renée me mataría si no te diera un regalo hoy, pero también lo haría si ella aún estuviera aquí.

-Gracias- le dije queriendo abrazarla, pero el auto estaba moviéndose otra vez.

Mi nueva cámara fotográfica era compacta, y de un negro brillante, me moría de ganas de probarla, mi tía pareció leer mis pensamientos.

-Antes de ir con la Doctora Fray, pasaremos por la playa.

-¡Sí!- grite entusiasmada, si bien la Doctora Fray era como una amiga después de tratarme por años, era un poco tedioso perder cada una de mis tardes yendo a su consultorio.

Supongo que era eso o estar en una habitación blanca y acolchada.

Me estremecí de solo pensarlo, pero me detuve inmediatamente, el miedo que empezaba a surgir arremolinándose en mi piel hasta que llego a mis manos, apreté la cámara un poco mas recordándome que la probaría pronto, sacaría nuevas fotos en la playa, el miedo no tenía lugar cuando pintaba o dibujaba protectores para mí, fotografiar personas también funcionaba.

-Bella, respira, estoy aquí nena- no me había dado cuenta que ya habíamos llegado, el auto se había detenido, y mi tía me acariciaba la mejilla devolviéndome a la realidad.

-¿Puedo tomarte una foto?- susurré, ella sabía por qué lo hacía.

-Tengo un bolso enorme que me serviría como un arma, puedes tomarme una foto con él y será más que efectiva.- le sonreí tímidamente, ambas bajamos del auto y espere a que buscara su bolso para poder fotografiarla, ella no sabía que tenía poco tiempo hasta que empezara a hiperventilar, así que apenas estuvimos fuera apreté el botón fotografiándola.

Podía respirar tranquila una vez más, las personas no duraban, pero el arte perduraría por generaciones siendo siempre mi protección.


Hola *.*/

Hoy es el segundo viernes, por lo tanto, lo prometido es deuda, he aquí el capitulo xD ¿Qué tal les pareció? Espero que les guste, personalmente estoy entusiasmada por cómo se va armando la historia, y espero que a ustedes también, muchísimas gracias por sus reviews, alertas y favoritos en el prefacio, ah y pos supuesto bienvenidas a todas las lectoras que me siguen desde "La boda de mi mejor amigo" y bienvenidas también a las nuevas lectoras que se sumaron :D

Les deseo una muy felices pascuas, cuidado con el chocolate ;)

Nos leemos dentro de dos viernes.

Saludos.

Cary0605

Capítulo 1: PREFACIO Capítulo 3: EL ARTE ES NORMAL

 


 


 
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