Gianna. El dulce despertar

Autor: CarolCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 23/12/2010
Fecha Actualización: 07/03/2011
Finalizado: SI
Votos: 57
Comentarios: 207
Visitas: 161069
Capítulos: 50

TERMINADO

 


 

Cuadré los hombros y fui a enfrentarme con mi suerte; ¿vida o muerte? simplemente me daba igual; yo ya no era nada sin su amor; yo le queria más que a mi propia vida y el se fue; dejandome en la penumbra. 

El me prometió tantas cosas; me dijo que me queria, que yo era su existencia, que no se explicaba como un demonio como el había encontrado a un ángel como yo... y a decir verdad yo me lo creí; estaba ilusionada, por primera vez me sentía querida, pero por un simple accidente se fue.

Yo solo quería despertar de este largo sueño, en el cual me creí que un ser tan hermoso, un arcángel como el se enamoro de una simple humana como yo.

 

 

 

Bueno chicas; aquí tenéis un nuevo fic.

Este fic va sobre Los Vulturis, mi familia favorita; y sobre todo va de una persona en especial; la cual no se la ha dado mucha importancia. Gianna (la recepcionista de Los Vulturis) 

Ya se que en Amanecer dan a entender que ella ya no esta presente, es decir que la aniquilaron, pero yo queria darla otro final, un final ''feliz'', aunque eso no quiere decir que la transformé...

En fin no voy a dar más detalles; solo quiero que sepáis que esta historia estará llena de pasión, amor, drama, lucha; en fin de todo un poco.

Espero que os guste esta nueva historia y me gustaría saber vuestra opinión; espero sus comentarios y sus votos. Gracias.

- CarolCullen.

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Capítulo 45: Un nuevo trabajo

Pov Gianna.

La suave brisa chocó contra mi rostro haciendo que mis cabellos se alborotasen. En apenas unos segundos ya estábamos ante las grandes puertas que daban a la gran sala de tronos.
Este delicadamente me bajo de su espalda y me cogió de la mano; ya que me había mareado.

- ¿Cuántas veces te dije que no me llevases así? Sabes que me mareo – le reprendí

- ¿Y cuantas veces te digo que cierres los ojos? Sabes que es malo llevarlos abiertos – me reprendió

Le di un pequeño codazo con la consecuencia de  que para mañana tendría un nuevo moratón.

De un suave tirón Alec abrió las grandes puertas y me guió hasta el interior.
En la sala se encontraban como siempre los tres mandamás, Jane, Renata, Félix, Chelsea y Sulpicia.
Intente identificar la mirada de cada uno. Marco me miraba con dulzura, Cayo más bien con indiferencia pero podía notar algo de interés, Jane con una sonrisa, Renata y Félix – no sabía como describir sus rostros – en ellos había pura felicidad. Le dediqué una mirada de sorpresa a Renata; ¿y si ella y Félix estaban juntos? De repente una perfecta sonrisa salió de mi rostro y le guiñé un ojo a los dos – estos me correspondieron con una sonrisa. Seguí mi camino con la mirada y me encontré a Chelsea, apenas había cruzado palabras con ella, pero esta me miraba arrepentida; y después estaba Sulpicia, la cual no me miraba con odio, sino con dicha, como si estuviese disfrutando de algo. Aparté mi mirada rápidamente, ya que una sensación extraña me invadía por completo.

- Mi pequeña – dijo Aro. Tal vez su mirada era la más agradable, en la cual había amor y adoración.
Se acercó a mí y me dio un dulce beso en la frente.

- ¿Cómo te encuentras? – y dicho esto entrelazó sus manos con la mías; pero no con la intención de leerme los pensamientos.

- Bien – le respondí intentando imitar una sonrisa, pero fue algo difícil, ya que la imagen del ascensor me perseguía.

- ¿Debería creerte? – preguntó enarcando una ceja

- Claro Aro, estoy perfectamente

- De acuerdo; y bueno, ¿Qué te trae por aquí?

- Verás amo – dijo Alec hablando por mi – Gianna ha decidido quitarle el puesto a Heidi – termino por decir con una sonrisa

Pude ver en el rostro de todos la sorpresa

- Alec – y le di una manotazo – yo no dije eso; dije que tal vez, pero que no estaba muy segura; ya que no quiero problemas con ellas

- Pero en el fondo quieres quitarla el puesto, ¿me equivoco? – y me guiñó un ojo

- ¿De verdad?  - preguntó Aro ilusionado

- Aro – dije con suavidad – no lo sé, no quiero problemas con ella, no… - pero no me dejó terminar

- Cielo por eso no hay problema, yo me encargo de tu protección y muchos de aquí también; además sería una orden por mi parte, y nadie las puede incumplir. Y si aceptas tu podrías elegir a las personas que entran, puedes dejar a los niños y a las mujeres embarazadas a un lado, por eso no te tienes que preocupar y tu traes más gente que ella, y su sangre es más exquisita. ¿Aceptas?

Vacilé por un momento, pude ver como Alec me daba un dulce apretón, intentando darme confianza y tranquilidad.

- De acuerdo. Acepto

- Que maravilla – dijo Aro con ilusión mientras me daba un beso en la mejilla – en cuanto puedas puedes hacer tu labor, estamos sedientos.

- Vale – dije en un susurro y con algo de temor

Alec notó ese temor y dulcemente me cogió por la cintura, susurrando unas palabras en mi oído.

- Yo te protegeré

En ese momento las grandes puertas del castillo se abrieron dejando a una espectacular y furiosa Heidi, seguida de Demetri. Intenté apartar todo dolor y aferrarme más a Alec; este comprendió y me abrazó con más fuerza.

- ¿Es verdad lo que escuché? – preguntó Heidi con rabia

- ¿Y que escuchaste querida? – preguntó Aro divertido

- Ella – dijo señalándome – ella, una simple humana; ¿me reemplazará?

- Ante todo trátala con respeto y después si; ella ocupara tu puesto, y lo hace porque es una orden.

- Pero eso es imposible, ese es mi trabajo y ella no vale nada

- ¿Quieres que te recuerde cuantos humanos trajo ella la última vez? Cincuenta, y tú déjame que me acuerde veinte, ¿tú te crees que eso es posible? Encima ella sabe elegir al almuerzo, no como tú. Y solo te lo digo una vez, no vuelvas a mencionar este tema; es una orden y punto, y como hagas algo a Gianna te juro que te mato; ¿entendiste? – termino por decir Aro mientras agarraba por el cuello a Heidi y la levantaba del suelo

- Si amo

Aro la tiró al suelo provocando una abertura en este.

- Retírate de mi vista.

- Vamos Demetri – dijo esta mientras alargaba una mano hacia el

- No, Demetri se queda aquí.

Heidi emitió un sordo gruñido y se encamino rápidamente hacia la salida avergonzada.

- Cuando quieras puedes ir a buscar el almuerzo cariño – dijo Aro

- Esta bien, iré ahora

Me fui a encaminar hacia la salida pero una dulce voz me detuvo

- Amo, tal vez sea mejor que la acompañe, ¿no? Heidi puede estar por el pasillo…

- Que despistado soy – dijo Aro mientras se frotaba la frente – bien pensado Santiago. Acompáñala.

Santiago con una reluciente sonrisa se acercó a mí. No lo pude evitar y eché la mirada atrás para contemplar a Demetri, este parecía indiferente; pero solo parecía, ya que algo dentro de el era distinto respecto a la actitud que mostraba.

Capítulo 44: No tan pronto Capítulo 46: Dejando paso a la felicidad

 


Capítulos

Capitulo 1: Extraña existencia Capitulo 2: Primeras impresiones Capitulo 3: Todo está perdido Capitulo 4: ¿Alucinaciones? Capitulo 5: Todo por ella Capitulo 6: La gota que colmó el vaso. Capitulo 7: En brazos de otro Capitulo 8: Difícil de explicar Capitulo 9: Diferentes sueños Capitulo 10: Culpabilidad Capitulo 11: Consecuencias Capitulo 12: El no me hace bien Capitulo 13: Simples miradas Capitulo 14: Diversas sensaciones Capitulo 15: Hermanos Capitulo 16: Verdades Capitulo 17: Nada es lo que parece Capitulo 18: Charla pendiente Capitulo 19: Descubrimientos Capitulo 20: El jardín Capitulo 21: ¿Luchar por ella? Capitulo 22: Algo nuevo nació Capitulo 23: Se tu misma Capitulo 24: ¿Por qué? Capitulo 25: ¿Posible solución? Capitulo 26: Fuera de tu alcance Capitulo 27: Las mismas sensaciones Capitulo 28: Confesiones Capitulo 29: Una parte desconocida Capitulo 30: Segundas oportunidades Capitulo 31: Todo estaba planeado Capitulo 32: Por mi misma Capitulo 33: Santiago Capitulo 34: Entre dos aguas Capitulo 35: Amarga tortura Capitulo 36: El comienzo de una historia Capitulo 37: Eterno dilema y algo más Capitulo 38: Después de la dicha vino el dolor Capitulo 39: Tomando forma Capitulo 40: Llegó el olvido Capitulo 41: Todo encaja Capitulo 42: Ojala Capitulo 43: Nada está perdido Capitulo 44: No tan pronto Capitulo 45: Un nuevo trabajo Capitulo 46: Dejando paso a la felicidad Capitulo 47: Mi pasado Capitulo 48: Libertad Capitulo 49: El amargo otoño Capitulo 50: Segunda parte

 


 
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