Gianna. El dulce despertar

Autor: CarolCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 23/12/2010
Fecha Actualización: 07/03/2011
Finalizado: SI
Votos: 57
Comentarios: 207
Visitas: 161065
Capítulos: 50

TERMINADO

 


 

Cuadré los hombros y fui a enfrentarme con mi suerte; ¿vida o muerte? simplemente me daba igual; yo ya no era nada sin su amor; yo le queria más que a mi propia vida y el se fue; dejandome en la penumbra. 

El me prometió tantas cosas; me dijo que me queria, que yo era su existencia, que no se explicaba como un demonio como el había encontrado a un ángel como yo... y a decir verdad yo me lo creí; estaba ilusionada, por primera vez me sentía querida, pero por un simple accidente se fue.

Yo solo quería despertar de este largo sueño, en el cual me creí que un ser tan hermoso, un arcángel como el se enamoro de una simple humana como yo.

 

 

 

Bueno chicas; aquí tenéis un nuevo fic.

Este fic va sobre Los Vulturis, mi familia favorita; y sobre todo va de una persona en especial; la cual no se la ha dado mucha importancia. Gianna (la recepcionista de Los Vulturis) 

Ya se que en Amanecer dan a entender que ella ya no esta presente, es decir que la aniquilaron, pero yo queria darla otro final, un final ''feliz'', aunque eso no quiere decir que la transformé...

En fin no voy a dar más detalles; solo quiero que sepáis que esta historia estará llena de pasión, amor, drama, lucha; en fin de todo un poco.

Espero que os guste esta nueva historia y me gustaría saber vuestra opinión; espero sus comentarios y sus votos. Gracias.

- CarolCullen.

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Capítulo 27: Las mismas sensaciones

Pov Gianna.


No sé cuanto tiempo pasé entre los brazos de Aro, tal vez segundos, minutos o incluso horas; pero eso no me importaba; el me relajaba y me daba tranquilidad, igual que Alec, aunque este en menor medida, ya que Alec tenía algo especial que Aro no tenía...

El contacto helado de su piel no me importaba; y tampoco me importaba que no me hubiese movido durante un buen rato; solo importaba lo que pasaba por mi cabeza. Sentía que alguien me necesitaba, y que yo misma necesitaba que esa persona estuviese en mis brazos; ¿tal vez sería Demetri? pero deseché ese pensamiento... ¿quien necesitaría a una humana como yo? desde luego el no.

Lo único que tenía claro es que estaba realmente confundida.

- Gianna querida - dijo Aro con suavidad

- ¿Si? - dije mientras clavaba mis ojos en su rostro. Este estaba más tranquilo y sereno, pero seguía teniendo una pizca de preocupación.

- Sera mejor que vayas a tu puesto de trabajo, enseguida enviaré a Heidi para el almuerzo y...

- No hace falta que me digas más Aro; lo entiendo - dije mientras muy a mi pesar me levantaba

- Gianna, te vuelvo a decir lo mismo que te dije un día... ¿no te gustaría reemplazar a Heidi? De verdad...cuando tu...

- No Aro - dije retunda - primero, porque no quiero ganarme a otra enemiga aquí, aunque yo ya creo que la caigo mal - dije en un suspiro - y segundo, porque... les llevo ante la muerte; siento lastima por ellos.

- Querida no te tienes que sentir culpable por nada, siento decirlo tan fríamente, pero así es la vida, nosotros necesitamos ''comer'' para poder vivir, igual que vosotros, los humanos, matáis animales para poder comer. Y lo otro que tengo que decirte; ¿como que una enemiga más?

- No compares nuestra alimentación con la vuestra Aro; yo entiendo que necesitéis comer, pero algunas veces vi a niños, ¿tu te crees que eso es normal? - pregunte enfadada - tampoco veo bien lo otro y no me gusta nada, de lo que matéis a ancianos o a adultos, ¿pero niños? Y lo de Heidi... ¿como crees que se sentirá al ver que una simple humana la quita el puesto? y no te hagas el sorprendido con lo de enemigas porque ya lo sabes... a más de una o uno le gustaría desgarrarme la garganta

- Mataría al que lo hiciese - dijo furioso

- ¿A tu propia mujer? - dije con temor - todo el mundo lo sabe Aro, ella no me aguanta; desea con todas su fuerzas que me aleje de este lugar, bueno eso sería un pensamiento bueno para ella, lo lógico es que ella desea verme muerta.

Su cara se descompuso durante unos instantes, vaciló durante unos momentos y me respondió, aunque no era la respuesta que yo esperaba.

- Veras Gianna; si tu fueses la encargada de traernos el almuerzo...tu serías consciente de tu propia elección; elegirías a las personas con buen juicio, Heidi es la que trae los niños, y siento decírtelo, pero nosotros estamos tan sedientos que no nos damos cuenta ni de a quien mordemos. Y te aseguro que aquí no te pasará nada; si yo doy una orden...esa orden se cumple y listo. Nadie absolutamente nadie se te acercará; además aquí estas protegida mi vida, y tienes a Renata que tiene un escudo físico, y a Alec que puede quitar los sentidos; y creo que ahora tienes a Jane - y su nombre lo digo con más dulzura - también tienes a Félix... tienes a muchos Gianna.

- Ya lo sé, pero también tengo a muchos en mi contra

- ¿Como quienes? - preguntó dudoso.

No sabía si contestar a su pregunta o no... pero de pronto las grandes puertas de la sala se abrieron. Mi salvación dije para mi misma. No conseguía ver quienes hasta que hicieron aparición en el centro de la sala; y me di cuenta de que eran todos los de la guardia, los únicos que faltaban eran Cayo, Marco, Athenadora y Sulpicia. Por una parte sentí una gran alivio al ver que Sulpicia y su gran amiga no estaban, pero ese alivio se esfumo rapidamente cuando vi a Demetri y a Santiago. Los dos estaban descompuestos, podía ver en sus rostros el autentico dolor, en ese instante sentí pequeños golpes en mi corazón, eran como puñaladas venenosas que poco a poco me iban desgarrando el alma.

Por tu culpa.

Esa frase resonó en mi cabeza con potencia y con maldad. Me les quede mirando durante unos instantes, pero ellos ni siquiera se dignaron a mirarme.

De mi atontamiento me sacó la voz de Heidi. Esta me miro con odio y con envidía; estaba haciendo gala de su hermosura y de su superioridad ante mi, por así decirlo me estaba discriminando. 

- Amo - dijo en tono sensual - ¿quiere que vaya a por el almuerzo? 

Aro me dedicó una mirada, yo ya sabía que me iba a decir y lo que pretendía. Me acerqué un poco más a el, aunque no sabía por qué lo hacia; si todos me escucharían...

- Hoy no Aro; no tengo muchos ánimos para...

- De acuerdo cariño - dijo mientras me daba un dulce beso en la frente - puedes ir Heidi - dijo Aro con indiferencia 

- Como quiera - dijo Heidi mientras desaparecía de la gran sala, pero antes de hacerlo me dedico una mirada de odio. Perfecto dije para mi misma

- ¿Estas mejor Gianna? - preguntó Marco mientras se posicionaba a mi lado - estábamos todos muy preocupados por ti pequeña 

- Si, ya estoy mejor. Gracias Marco - le dije mientras le dedicaba una gran sonrisa.

Marco era una persona extraña, muy pocas veces le veía hablar y menos sonreír. Por lo que tenía entendido este perdió a su mujer; y desde aquel día no levanta cabeza 

- Cuanto me alegro, espero que la conversación con Aro te ayudara 

- Si te digo la verdad ahora me estoy dando cuenta de muchas cosas que ignoraba - y dicho este le dediqué una mirada a Alec y a Renata

- Eso es bueno... - dijo mientras se sentaba en su trono

- Es mejor que te marches ahora Gianna - intervino Cayo - muy pronto llegará Heidi con la comida

- Si quieres puedes irte a casa preciosa - y de nuevo habló Marco - ¿estas de acuerdo Aro?

- Si, totalmente de acuerdo. Yo creo que Heidi hoy no traerá a mucha gente, o sea que no hace falta que te quedes; con tal de que los turistas te vean...

- Como quieras Aro - le contesté mientras le daba la espalda para irme

- Piensa en las palabras que te dije, el dolor... - y dejo caer la frase

- Por supuesto

Y cuando recordé esa frase en mi mente sentí el impulso de mirar a alguien, y mi mirada se centró en la de Demetri. En esta ocasión nuestras miradas se encontraron y sentí un pequeño escalofrío, pero era un escalofrío aterrador, el cual me dejaba helada. Pude ver su dolor, y sentí que era mi mismo dolor. Inmediatamente aparté la mirada, no quería ver tanto sufrimiento, ¿por que estaría sufriendo? y sin quererlo mi mirada se fue hacia otro rostro, el de Santiago. Y en ese momento sentí lo mismo que sentí con Demetri.

- Por favor Félix acompáñala hasta la salida 

Félix me dedicó una gran sonrisa, me cogió de la mano y nos dirigimos hacia la salida.

Capítulo 26: Fuera de tu alcance Capítulo 28: Confesiones

 


Capítulos

Capitulo 1: Extraña existencia Capitulo 2: Primeras impresiones Capitulo 3: Todo está perdido Capitulo 4: ¿Alucinaciones? Capitulo 5: Todo por ella Capitulo 6: La gota que colmó el vaso. Capitulo 7: En brazos de otro Capitulo 8: Difícil de explicar Capitulo 9: Diferentes sueños Capitulo 10: Culpabilidad Capitulo 11: Consecuencias Capitulo 12: El no me hace bien Capitulo 13: Simples miradas Capitulo 14: Diversas sensaciones Capitulo 15: Hermanos Capitulo 16: Verdades Capitulo 17: Nada es lo que parece Capitulo 18: Charla pendiente Capitulo 19: Descubrimientos Capitulo 20: El jardín Capitulo 21: ¿Luchar por ella? Capitulo 22: Algo nuevo nació Capitulo 23: Se tu misma Capitulo 24: ¿Por qué? Capitulo 25: ¿Posible solución? Capitulo 26: Fuera de tu alcance Capitulo 27: Las mismas sensaciones Capitulo 28: Confesiones Capitulo 29: Una parte desconocida Capitulo 30: Segundas oportunidades Capitulo 31: Todo estaba planeado Capitulo 32: Por mi misma Capitulo 33: Santiago Capitulo 34: Entre dos aguas Capitulo 35: Amarga tortura Capitulo 36: El comienzo de una historia Capitulo 37: Eterno dilema y algo más Capitulo 38: Después de la dicha vino el dolor Capitulo 39: Tomando forma Capitulo 40: Llegó el olvido Capitulo 41: Todo encaja Capitulo 42: Ojala Capitulo 43: Nada está perdido Capitulo 44: No tan pronto Capitulo 45: Un nuevo trabajo Capitulo 46: Dejando paso a la felicidad Capitulo 47: Mi pasado Capitulo 48: Libertad Capitulo 49: El amargo otoño Capitulo 50: Segunda parte

 


 
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